30 de mayo de 2009

MAS VALE CABALLO CONOCIDO ….

Recordaréis que en uno de los capítulos anteriores hablábamos del mayor L'Estrange, un oficial inglés agregado a la Legión Lusitana y que estaba al mando de las tropas destacadas en el puesto avanzado de Sancti Spíritus, que tenía además una partida avanzada en Villavieja de Yeltes. Tras estar en esta última población el día 10 de Marzo, fue hecho prisionero en la acción del puente de Yecla tres días después.



Os decía entonces que hubo otro oficial inglés de menor graduación y de la misma familia que también fue hecho prisionero a finales de Enero en la provincia de Salamanca. Se trataba del teniente Edmund L'Estrange que era primo del mayor Guy L'Estrange. Y además compañeros. Ambos estaban agregados por el estado mayor inglés a las tropas de la Legión Lusitana juntamente con el Coronel D'Urban. Su primera misión fue la de observar sobre sobre el terreno los movimientos del cuerpo de ejército francés situado en la provincia de Cáceres y transmitir dicha información al alto mando inglés en Lisboa. Tras realizar este cometido pasaron a primeros del año 1809, a la provincia de Salamanca agregándose entonces a la plana mayor de la Leal Legión Lusitana al mando del General sir Robert Wilson.

La acción que vamos a relatar ocurrió a finales del mes de enero de 1809. Disponemos de cuatro fuentes distintas que se refieren a la misma acción. Dos de las fuentes son inglesas (dos libros de relatos y memorias) y otras dos son francesas (un libro y una carta interceptada a los correos franceses por las guerrillas españolas). Resulta indudable que la fuente más fiable, en cuanto al tiempo en que ocurrió, es la de la carta. En ella se dice textualmente: "Tengo el honor de rendir cuenta que un puesto avanzado de caballería fue atacado ayer por un reconocimiento inglés ...". La carta está fechada el 22 de enero de 1809. Era enviada por el General Darricau que estaba en Salamanca al General de división Lapisse que estaba en Zamora. Por tanto, la fecha parece ser que está clara. Fue el 21 de enero de 1809, es decir, cuatro días después de que los franceses entraran en la ciudad de Salamanca. La otra fuente francesa difiere de esta fecha indicando que ocurrió "hacia el diez de febrero". Los ingleses no citan fecha alguna.

¿Dónde ocurrió? Aquí tenemos otro problema. Los franceses no dan nombre del lugar. Tan sólo el libro de memorias ("Historique du 5e Regiment de Dragons") nos indica que ocurrió a diez kilómetros de Salamanca. Los ingleses si dan el nombre, pero …, resulta proverbial y a veces curiosa la transcripción que hacen los oficiales ingleses de las poblaciones y lugares españoles. En ocasiones resultan reconocibles, en otras, no tanto. Uno de los libros de memorias ingleses dice que fue en "Labobada" (sic). El otro en "Caldevella". Teniendo en cuenta los datos que poseemos y tras una serie de posibles lugares descartados por razones que en este momento no nos interesan demasiado, nos inclinamos a pensar que la acción ocurrió en Calzadilla de la Valmuza, una pequeña alquería situada en la antigua calzada de Salamanca a Ciudad Rodrigo y precisamente a diez kilómetros de la capital.

Los franceses han llegado a Salamanca hace apenas cuatro días. Y mientras se están asentando en la ciudad, no descuidan lógicamente sus alrededores, situando diversos puestos avanzados. Uno de ellos sería el de Calzadilla de la Valmuza. En dicho lugar los franceses habrían destacado un pequeño cuerpo de caballería de unos 20 hombres al mando del subteniente Fayet, del quinto regimiento de dragones.

Los aliados (españoles, portugueses e ingleses) intentan lógicamente averiguar todo lo posible acerca de las fuerzas que se están posicionando en la región. Una partida de unos 60 jinetes de las fuerzas aliadas con casi toda su plana mayor atacan el puesto avanzado francés. Estos, a pesar de su inferioridad numérica, se defienden bastante bien, pero al final el puesto es ocupado por los ingleses que capturan a un brigada y seis soldados. El resto de la fuerza francesa logra escapar. En la refriega resultó muerto un oficial de la legión lusitana, el Capitán Picalucci, de un tiro directo al corazón. Tras la conquista del puesto el teniente L'Estrange le echa el ojo a uno de los caballos franceses capturados y decide quedárselo para su propio servicio en lugar del suyo.
Los ingleses abandonan pronto el puesto entregando los prisioneros, en un pequeño bosquecillo cercano, a un grupo de paisanos españoles a los que les proporcionan también las armas capturadas. Mas hete aquí, que los franceses que escaparon del puesto regresan, presumiblemente con refuerzos. Y dijo presumiblemente porque unos, los franceses, dicen que fueron sólo los 14 huidos los que atacan de nuevo, mientras que los otros, los ingleses, aducen que fueron fuerzas muy superiores en número y en armamento.

El teniente L'Estrange con unos pocos hombres está realizando un reconocimiento y por tanto un poco alejado del resto del destacamento aliado. De improviso aparecen los franceses y los ingleses, vista la inferioridad manifiesta en que se hallan, comienzan la retirada, a galope tendido. El oficial francés al mando ordena al corneta toque de carga. Y a los sones de esa música tan marcial, el caballo (francés) que monta el teniente L'Estrange, se vuelve ingobernable. Un ejemplo típico de reflejo condicionado. El animal, acostumbrado a efectuar la carga con el sonido de la trompeta a su lado, se dirige velozmente y a pesar de todos los esfuerzos del desdichado teniente, hacia los atacantes franceses. Pronto es rodeado. El oficial francés llega al galope, y enfurecido como estaba por el ataque al puesto, le lanzó unos cuantos mandobles con el sable que el experto inglés logra esquivar a duras penas, haciendo saber al mismo tiempo que se rendía.
Si el teniente L'Estrange hubiese seguido con su caballo no hubiese sido hecho prisionero, o por lo menos no con tanta facilidad como lo fue en esta acción. Así que, bien podríamos aplicarle eso de "Más vale caballo conocido, que bueno por conocer". El resultado para las tropas anglo-portuguesas no pudo ser más desastroso. Un oficial muerto, otro prisionero y otros cinco soldados también capturados. Los franceses además, recuperaron al suboficial y a los seis dragones que habían perdido al comienzo de la acción. Es de imaginar también lo que le pasó a los lugareños españoles que custodiaron a los soldados franceses.

No me resisto a contar el resto de la breve vida de Edmund L'Estrange. Fue mandado a Francia como prisionero de guerra. Concretamente a la ciudad de Verdún. A finales del mes de marzo se encuentra ya en esa población. Allí, la vida de los oficiales ingleses no es tan mala. Tienen libertad de movimiento dentro del recinto amurallado. Poseen buenos alojamientos y según sus relatos una vida social realmente impresionante en esa pequeña ciudad amurallada. Se suceden las fiestas y los bailes. En uno de estos, concretamente en uno de disfraces, el teniente L'Estrange apareció vestido de mujer, con tan buen parecido, que otro oficial del servicio naval británico, desconocedor del asunto, intentó “enamorarlo” a toda costa. El asunto terminó, como no podía ser menos en esa época romántica, en un duelo en el que resultó herido de consideración nuestro teniente. Como resultado del duelo, la policía y la opinión pública de la ciudad empezó a mostrar cierta animadversión por los oficiales prisioneros ingleses. Un problema con una factura que tuvo nuestro teniente con un comerciante del lugar terminó por empeorar la cuestión llegando a ser encarcelado. Luego que salió, comenzó a preparar la huida. Para ello utilizó sus buenas artes para disfrazarse, lo hizo de vendedor ambulante, de mujer, de trabajador,..., y con sus buenos conocimientos del idioma francés logró burlar todos los intentos de búsqueda y captura. En el otoño de 1810 llegó a la ciudad de Rotterdam. Allí se puso en contacto con una persona de los muelles a fin de conseguir un pasaje para Inglaterra. Pero fue traicionado y detenido por la policía.

En esta ocasión, fue trasladado a la ciudadeda de Bitche, en la frontera alemana, donde fue metido en un calabozo. Estuvo enfermo y convaleciente por espacio de seis meses durante los cuales su familia y amigos en Inglaterra intentaron por todos los medios realizar un intercambio. Con el transcurso del tiempo llegó a intimar con un oficial, que a pesar de ser francés, le ayudó a preparar la huida de la fortaleza. Lo hizo vestido de oficial francés y acompañado de otro prisionero, un joven guardiamarina inglés. Camino de Verdún su compañero de fuga fue capturado y él pudo entrar en la ciudad oculto en un carro de heno. Era junio de 1811. En Verdún permaneció escondido en casa de otro oficial británico, también prisionero, Sir Stephen May, hasta que abandonó la ciudad en abril de 1812 con un pasaporte falsificado y vestido con el uniforme de oficial francés. Tras pasar por París se dirigió a Burdeos donde con la ayuda de una familia amiga compró un barco de pesca y se hizo a la mar. Fue perseguido por los guardacostas, siendo al final recogido por la armada británica en el golfo de Vizcaya y trasladado al puerto de Plymouth en Inglaterra. Poco tiempo después se incorporó al ejército en Portugal, como ayudante de campo del General Sir Dennis Park, entonces al mando de una brigada en el ejército de Wellington. Resultó herido en la batalla de Vitoria participando también en la batalla de Toulouse. En el año 1815, ya con el grado de mayor, participó como ayudante de campo de Sir Dennis en la batalla de Waterloo. En el trascurso de la misma una bala de cañón mató a su caballo y le destrozó la pierna izquierda, por lo que le tuvo que ser amputada. Como resultado del shock y de la pérdida de sangre, falleció prontamente. Tenía entonces 27 años y once años de servicio en el ejército.

M.S. Calderero Sánchez


Fuentes utilizadas para escribir este artículo:
“Recollections” Sir George B. L’Estrange, Londres, 1874
“A narrative of the campaigns of the Loyal Lusitanian Legion, under Brigadier General Sir Robert Wilson, with some accounts of the military operations in Spain and Portugal during the years 1809, 1810 & 1811” Mayne and Lillie. London, 1812.
“Historique du 5e regiment de Dragons”. V. de Saint Just. Paris, 1891.
Archivo Histórico Nacional, Estado, 41 E, 220