27 de abril de 2011

El mosto de Lumbrales

Traemos hoy a estas páginas unos versos del poeta, novelista traductor y abogado mirobrigense Alejo Hernández Estévez que publicó en el semanario "Avante" de Ciudad Rodrigo en julio de 1911. La poesía estaba destinada a formar parte de un libro titulado "Salmantinas" y que desconocemos si llegó o no a publicarse (he consultado el catálogo de la Biblioteca Nacional y no he encontrado nada de este autor con ese título). También desconozco las fechas de nacimiento y muerte. Es famoso por su ensayo titulado "Bécquer y Heine" publicado en 1946. Vamos con los versos:


El mosto
(Para el libro "SALMANTINAS")

¡Agüelo, llenái la bota
que rezuma la tinaja
y pinga ya gota á gota
de la espita por la raja!
¡Mirái que somero baja,
como miel de los panales..!
¡Llenaime, agüelo, la bota
con el mosto de Lumbrales!

¡Qué dulce y qué rico, agüelo!
Este no tié compostura
y, al beberlo, dice el cura
qu'el mesmo Dios con gran celo
le da cúdios celestiales...
¡Qué güeno es el Dios, agüelo,
que mos da el mosto en Lumbrales!

Como es leído, el tio Paco
dice que es zumo divino,
poi que con él un endino
se hizo dios y llamó Baco.
De Anacreonte á Monaco,
al artista trujo el vino
siempre creaciones geniales...
¡Verdá qu'es zumo divino
este mosto de Lumbrales!

Echáime en la bota vieja
hasta el brocal chirupía,
porque la zuidá mos deja
cuasin con gustos de tia...
Es tan dulce esta bebía
que, en las noches invernales,
me sabe la chirupía
como el vino de Lumbrales.

Tenis, agüelo, un afán
que á locura cuasin llega
y es dejarle al sacristán
aperarvos la bodega:
Cuando hay intierro, congrega
los cantores funerales
y Camilo y sacristán
- ¡Que no haiga puente! -dirán-
- ¡Venga mosto de Lumbrales!

Yo le pido al Dios del cielo
y á la su madre bendita
que vos tenga sano, agüelo,
y Vos dé vida enfinita;
pero si Dios vos la quita,
pa endulzarme algo los males...
¡Dejaime á mi esa viñita
que da el mosto de Lumbrales!

Alejo Hernández
Monasterio del Pueyo, 1911.
Ignoro si aún se sigue "cosechando" tan afamado mosto, pero si tan bueno era,... ¡merecería la pena conservarse! ¡Me refiero a las viñas, no al vino!
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