19 de julio de 2011

La capea de Bañobárez

El escritor y periodista José Sánchez Rojas, natural de Alba de Tormes, nos describe en el reportaje que vamos a insertar a continuación una capea celebrada en el pueblo de Bañobárez en 1930. La crónica, publicada en Mundo Gráfico, bajo el título de "En los campos de Salamanca. Capea en Bañobárez" nos describe una becerrada celebrada en dicha localidad charra. 



Llama la atención que interviniesen en la misma dos toreros de "postín" de los de entonces Félix Rodríguez (se retiraría dos años más tarde) y Nicanor Villalta. Asimismo, podemos ver una plaza bien montada. Dado que las fiestas de Bañobárez son en Septiembre, cabe preguntarse por qué se celebra una capea de este tipo en el mes de febrero. La respuesta la intuimos en la pancarta que adorna la balconada donde se situaría la presidencia del festejo. Creo poder afirmar que las dos primeras líneas dicen "Sociedad de Socorros Mutuos de Bañobárez". La última me resulta más ilegible, pero pudiera decir ¿"Donativo de Guillermo Martín"? por lo que posiblemente el festejo fue organizado con el fin de recaudar dinero para dicha Sociedad.


BAÑOBÁREZ, puebluco empotrado enfrente de Barca d'Alva, cerca de la frontera portuguesa. Becerrada con ases; con Félix Rodríguez y Nicanor Villalta, amigos del amo Alipio. Félix Rodríguez, de chaquetilla blanca, de pantalón entallado, con gorrilla de golfo madrileño, está en su propia salsa. Nicanor, de negro, infantil y animado como siempre, parece el baturro que va de ferias a Ayerbe a cantarle joticas a la Virgen en la fiesta y torear, de paso, los becerretes que le echen. Calleja, el novillero, entre los dos ases, piensa en las tardes de triunfo que le esperan. Los mozos de estoque de nuestros amigos, lejos de los barullos y recados tan complicados de la mañana de corrida, descansan y fuman como dos bienaventurados; los aficionados que arrojan el guante a los espectadores se dan cuenta, ante el roce con los ases, de la grandeza de su profesión y de las alegrías y amarguras que son inherentes al triunfo ó al fracaso. Alipio Pérez Tabernero, con su eterna sonrisa infantil y su hermano Antonio están a los quites de Bero, el pelotari, que con sus arranques primitivos de vasco bien alimentado, borra, por contraste, el cuadro que componen los toreros con su proverbial seriedad y los amigos que les servíamos de contraste y de compaña. El almuerzo, con el clarete traído de las bodegas de estas tierras del Duero, y los pimientos asados que son gloria pura, no puede ser más pintoresco y atractivo. Los músicos van a buscarnos para llevarnos al café, y a los compases de un pasodoble salimos todos, conscientes de nuestra importancia en las calles de Bañobárez. Alipio dirige el cotarro, y el alcalde multiplica sus atenciones con todos. También en comitiva, desde el casino, nos trasladamos a la plaza, y ante aquellos carros, ante aquellas mozallonas sanotas como manzanas y fuertes y bravas como jayanes, ante aquellos pañuelos, y aquellas sayas, y aquella sobriedad en el vestir de los labriegos, y ante el traje adomingado del señorío de los contornos, D. Francisco de Goya y Lucientes hubiera hecho un aguafuerte más, La capea de Bañobárez, en su rica colección de estampas, con esta leyenda: «En Bañobárez de Salamanca. No ai remedio. La afición nos come

Todo ha sido gracioso y españolísimo en Bañobárez. Villalta, confiado y alegre como un niño grande que es el buen baturro, estropeó los pantalones entallados en la refriega. Félix recibió también un serio achuchón de uno de los becerretes de Alipio, que salió bravucón y pegando. Nos divertimos de veras en la lidia. En las últimas lloras de la tarde regresamos a Salamanca. Yo me encajono en el auto entre los paquetes de banderillas y las prendas rojas de los achiperres de los mozos de estoque. Yecla. Vítigudino. Encinares, dehesas. Villar de Peralonso, y Zafrón, y Villarmayor.

Todos estos caminos no son sino recuerdos para mi, recuerdos de gentes y de escenas que llevo bien grabadas en el espíritu. Golpejas, y el recuerdo de un cochero gordo. La calle larga de Doñinos. El puente de la Salud. Novelty... Fatigados vamos a la cama a dormir como los ángeles, hasta el amanecer del día siguiente.
JOSÉ SÁNCHEZ ROJAS


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