26 de octubre de 2012

Otoñada

A pesar de que por estos pagos la lluvia no ha sido muy abundante que digamos, si ha caido la cantidad suficiente para que la hierba comience a crecer en nuetros prados, tal y como apreciamos en la fotografía del pasado martes 23 de octubre, víspera de otro día lluvioso.

 

25 de octubre de 2012

La Ofrenda (1920)

 

Con el paso de los años, la fiesta de la “Ofrenda” a la Virgen del Rosario fue a menos, mientras las Ferias de Agosto junto con la fiesta de la Virgen de Caballeros fue a más. Esa “decadencia” se fue incrementando paulatinamente hasta llegar a desaparecer por completo en los primeros años de la segunda mitad del siglo XX.

El Adelanto 22 de octubre de 1920

Las fiestas de la ofrenda, que fueron en otro tiempo las principales de aquí, habían ido degenerando de año en año, sobre todo desde que se estableció en fecha fija la de la Virgen de Caballeros y se la adicionó con la feria, que va cada va tomando más incremento. Pero este año fueron unos mayordomos rumbosos los de la Virgen del Rosario y a no haber sido por el mal día, puesto que casi todo él estuvo diluviando, hubieran dejado recuerdos para larga fecha estas del Ofertorio, en que se conmemoran las hazañas épicas de los españolas que vivían en los tiempos aquellos, en que se dio la famosa batalla de Lepanto. No pudo lucirse la hermosa procesión ni el acto aquel en que, ataviadas con sus mejoras galas las mayordomas y su corte de amor, como podríamos llamar al grupo de lindas muchachas que las acompañaban, con roscones y tartas de almendras y de dulces en las manos y con cirios y velas y flores, para ponerlas a los pies de la imagen, lujosamente engalanada y colocada sobre un pedestal en un extremo de la plaza pública y al aire libre.

Tampoco pudo hacerse con orden el desfile que por ante la Virgen y con la plaza completamente despejada, habrían de realizar los niños y niñas de las escuelas depositando su óbolo pecuniario en las bandejas, al igual que las otras jóvenes y mujeres casadas, y varios también hombres graves. Todo hubo de hacerse atropelladamente porque el aguacero fue terrible en aquel momento, obligando a trasladar a la imagen bajo unos soportales, y sin embargo los oferentes no cesaron, formando un cuadro hermoso multitud de madres que con sus niños en brazos, resguardados a medias por paraguas que se chocaban los unos con los otros y revolviéndose todas en confuso montón, acudían a ofrendárselos a la Virgen, y a que ellos mismos con sus tiernas manecitas echasen en la bandeja el centimillo o la peseta, al tiempo que imprimiesen un beso en la estola del celebrante o en la cruz. ¿Lo harían quizá por seguir la rutina? Pero en todo caso bendita ella, si así es, porque mejor educan estas costumbres y sencilleces de los tiempos antiguos, que no estos de ahora de los que llaman superhombres como unos cuantos que pasan ahora, mientras escribo frente a mi ventana, entonando cantares en loor del infortunado sectario Ferrer. No. Las gentes estas son buenas al donar a la Virgen, para su culto trigo del mejor, la sandía, las palomas , las velas o bujías; y en otros tiempos que yo recuerdo los pollos y gallinas, los ramos de manzanas, los ajos y cebollas y hasta las calabazas. Oro es lo que oro vale, y más que todos los donativos, el oro del corazón.

El sermón de la mañana estuvo a cargo de un amigo mío, lo cual me veda hacer su panegírico, aunque no de decir que es un sacerdote ilustradísimo, licenciado en Ciencias Históricas y maestro de primera enseñanza superior, representante en Madrid, donde reside, del celebérrimo D. Andrés Manjón, en cuyas escuelas de Granada hizo esta última carrera, siendo además capellán de las Esclavas y profesor y confesor de sus educandos, así como también propagandista entusiasta y obrero incansable de todo lo que huela en la corte a obras benéficas y de acción social y caridad, como asilo de golfos, comedores de pobres vergonzantes, de madres lactantes y los invernales de caridad, centros católico agrarios, de defensa social, etcétera.

Aquí, como orador, hubo de hablar de la Religión y de su enlace con la historia de todos los tiempos y todos los pueblos, particularizando después, como buen patriota, en lo que respecta a la España del tiempo de la morisma, con los hechos gloriosos realizados por la fe y el amor a la Virgen desde Covadonga hasta Granada, así como más tarde doblegó también a los turcos, bajo el mando del español Don Juan de Austria, en la famosa epopeya de Lepanto.

Como cristianos y españoles gustó la oración sagrada; pero otra cosa se pedía además por cierto sector de la opinión, que era el Sindicato agrícola y éste se atrevió a suplicar que demorase un día su regreso a Madrid el orador para hablarles algo, a lo que éste cedió gustoso. La conferencia o conversación amistosa como él la llamó, se celebró ante un público numerosísimo en la casa Ayuntamiento, y tuvo por tema principal La unión agraria en todo y para todo, siempre que llevase por norte la busca del bienestar por medios lícitos y en los qué no cupiere la menor sombra de irreligión ni de inmoralidad. Procuró deshacer el equívoco de que los labradores ricos pueden contraer grandes responsabilidades pecuniarias al ingresar en estos sindicatos en unión con los pobres, y lo demostró, no sólo con razonamientos, sino con ejemplos. Animó a todos para que se asociasen, no ya sólo en la compra de abonos y de hierro, sino para proveerse de aceite, de jabón, de sal, pimiento, etc., como ya lo hicieron, con ventaja algún año, y para la venta de sus productos, como granos y paja.

Les estimuló a que fomentaran el ahorro individual, distinguiéndole en todo caso de la avaricia y la miseria, y les habló de laboriosidad, honradez, ansias de cultura, de los fines que persigue la Confederación Nacional Católico Agraria, del modo de financiar la institución creada este mismo año con el nombre de Banco Rural, etc. etc.

Si silencio grande hubo durante el sermón predicado en la parroquia por no perder ripio de las cosas bonitas e instructivas que decía no menos lo hubo también durante esta conferencia, en la que el oído y el ojo avizor de los oyentes veían retratadas normas de conducta para solucionar bajo el punto de vista material, los azares de la vida actual , que se ha hecho ya tan difícil como peligrosa. Todos se hacían eco de cuanto habían oído y aprendido, y quiera Dios que no se les olvide.

Y con esto doy por terminadas las fiestas de la Ofrenda del presente año, porque yo no puedo ni debo hablar de las profanas, como bailes y convites, y músicas y luminarias que también hubo, si de las distinguidos forasteros que por afectos de familia o por amistad con los mayordomos vinieron a honrar al pueblo. Diré sólo los nombres del orador don Tomás Minuesa y los de los mayordomos, a quienes no había nombrado hasta ahora. Don José García Torres, labrador de aquí con su esposa Doña Antonia Castro y D Fernando Durán, farmacéutico de Cilleros, con su esposa, la maestra que fue de esta escuela del Ave María doña Margarita Pérez.

A todos mi enhorabuena.

El corresponsal

 

24 de octubre de 2012

Otoño

Llevamos ya un mes de otoño y comienzan a aparecer los colores típicos de esta preciosa estación. Rojos y amarillos. Aquí tenemos una imagen de las hojas de una parra con esa tonalidad rojiza tan viva y característica.

20 de octubre de 2012

Cementerio

Nos estamos acercando al mes de Noviembre en cuyos primeros días celebramos las festividades de Todos los Santos y de los Difuntos. Nuestros cementerios se adornan para homenajear a nuestros seres queridos ya fallecidos.

 

19 de octubre de 2012

La "Ofrenda" (1908)

En febrero de 1908, el ministro La Cierva dictó la famosa real orden a la que aludíamos con aterioridad y en la que se prohibía correr toros ensogados y en libertad por las calles y plazas de las poblaciones. Sólo se permitían en aquellas localidades en las que hubiese una plaza de toros o en aquellas donde se habilitasen una serie de dependencias que fuesen acreditadas mediante los correspondientes reconocimientos periciales. Además había que dejar constancia previamente del número de reses a torear y de las personas que se iban a encargar de la lidia, sin que se permitiese intervenir a ninguna otra. Fue, como se ve, un primer intento de regular este tipo de festejos populares, y que se tradujo en la desaparición, ese año, de muchas corridas populares. Por ejemplo, las de la "Ofrenda" de la Virgen del Rosario de Villavieja. Aquí tenéis la crónica publicada en “El Adelanto” el 17 de octubre de 1908.

Gracias á la campaña moralizadora del ínclito La Cierva, á quien, pese á todas las criticas, no se puede negar que está realizando valientemente una obra buena, hemos pasado las fiestas de la Ofrenda en medio de la mayor tranquilidad. La supresión de la corrida de novillos tradicional, trajo el desaliento, y ni funciones teatrales, ni bailes, casi hubo. Quedó probado que las fiestas sin cuernos por aquí, apenas son fiestas, y que ellos, los cuernos, son el espectáculo más agradable y el de atracción mayor. Verdad es que aquí, donde hay de sobra novillos y novilleros, donde muchas veces han bastado seis ú ocho horas á personas de buen humor para organizar una corrida y traerla, aquí, sin embargo, no ha producido desilusión ni disgusto grande la supresión de la de ahora. Recuerdan los labradores que en el año pasado quitó la corrida de la Ofrenda unos centenares de fanegas que sembrar en buena sazón, las cuales después no se sembraron ó se sembraron en condiciones pésimas, y este recuerdo les sirve de lección. Por frivolidades ó cosas fútiles, dejar lo que importa, no es buen proceder, y además, se van convenciendo estos ganaderos de que las corridas son fiestas bárbaras que tienen que desaparecer. Solo que se duelen de que no se respeten los intereses que á la sombra de ellas se habían creado y, en cambio, se favorezca a los dueños de toros de cartel. Y en esto tienen razón. Si es que los Miuras, Veraguas, Aleas, etc., han de gozar del privilegio de vender sus toros á peso de oro para las plazas, que no se quite á éstos el de vender novillos á peso de plata. Lo menos que pueden pedir es la equidad, y si éstos pierden 100 pesetas en cada novillo, que pierdan aquéllos 1.000 y destinen sus reses, como éstos en el año presente, al matadero o a uncirlas en carretas. Porque aquí no se cree que la supresión de las novilladas de pueblo obedezca sólo á fines de cultura y de crear costumbres buenas. Si fuera por esto, ningunas mejor suprimidas que las corridas de ciudad. Al cabo es en éstas en las que se ven actos más bárbaros que en las simples capeas, y actos que son presenciados, por lo común, por las gentes cultas, por la aristocracia del saber y del dinero, por las clases directoras del pueblo, á las que por bien de éste y por su propio prestigio, convendría rehusarles motivos de incultura. Los de los pueblos, incultos somos ya y seguiremos siéndolo con ó sin capeas, sino viene de otro lado el remedio. Escuelas de verdad, maestros de veras..., pero en todo caso, bueno es pan y tortas. Atrévase, señor Ministro, á fijar en la Gaceta el siguiente bando: En ciudades, en pueblos y en aldeas se prohiben corridas y capeas

 

18 de octubre de 2012

Venus

Imagen del cruce de la DSA-451 con la N-620 tomada poco antes de las ocho de la mañana de ayer miércoles, 17 de octubre. Podemos ver, la barandilla del viaducto de la autovía A-62 y las siluetas de las encinas del montículo situado al lado de dicha vía. Saqué la foto con el móvil y más que nada por el puntito brillante que se veía en el cielo: el lucero del alba, es decir el planeta Venus. La coloración rojiza de las nubes altas presagiaban la borrasca que se acercaba.

 

 

16 de octubre de 2012

Granadas

No es muy frecuente encontrar granados en Villavieja, pero los hay. Y bien a la vista, como en este jardín de la calle de La Paz.

 

15 de octubre de 2012

La "Ofrenda" (1907)

En 1907, también se celebraron las fiestas de la Ofrenda con toda solemnidad. Suponemos que en los dos días de fiesta (domingo y lunes) dejó de aplicarse una de las "famosas disposiciones" del ministro La Cierva que impedía abrir las tabernas en domingo (la otra gran disposición se dictaría en 1908, prohibiendo la celebración de festejos taurinos en los pueblos, motivo por el que los de Lumbrales le sacaron una famosa copla). Veamos la crónica del corresponsal de El Adelanto sobre las fiestas de dicho año.

Desde Villavieja

Fiestas y agua.

De todo hemos tenido en los días pasados. Las fiestas alegraron al pueblo, porque á calidad de buenos españoles gústannos mucho la algazara, el bullicio y los cuernos; pero la alegría por las lluvias de antes y después, ha sido mas intensa y formal, más honda y seria. Era ya muy necesaria el agua, y vese hoy á los labradores satisfechos con la ya caída, que ha sido mucha, y con la que esperan que ha de caer, dado el cariz del tiempo. Aquélla es ya bastante para una buena sementera de los cereales que llevan ya A medias; pero la otra es precisa para los pastos que comienzan a apuntar y para que se ceben los ríos, riberas y manantiales. Había sido muy grande la sequía y grande y continuada tiene que ser también la lluvia para que se remedien los desperfectos originados por ella. En los quince días últimos sólo dos hemos tenido de buen tiempo, si por tal hemos de entender el en que luzca el sol y no haya viento; y esos dos días fueron cabalmente el domingo y el lunes en que se celebraron las fiestas de la Ofrenda, lo cual dio lugar á que las jóvenes devotas de la Virgen, que aquí lo son todas, pudieron acudir con sus mejores atavíos á la ceremonia pública y al aire libre del Ofertorio, que al par que para patentizar su piedad, las sirve para lucirse. Testigos presenciales del acto me dicen que parecía haber llegado aquí una sucursal de uno de esos bazares de modas parisienses, dada la profusión de sombreros, dijes, joyas y adornos que se exhibieron, y el buen gusto y elegancia de confección; añadiendo que si volviesen al mundo los habitantes de hace medio siglo, ascendientes directos de esta generación, se quedarían atónitos y cariacontecidos, no reconociendo ni queriendo reconocer en éste al pueblo más típico entre los charros, al por entonces apenas nombrado, Villavieja. Con esto y la misa y sermón de la mañana que predicó, dando muestras de sus buenas dotes oratorias, el joven coadjutor de esta parroquia, don Silvestre Sierro, se dió por terminada la función religiosa, entrando en turno las profanas con el baile clásico del tamboril y los tres teatros por la noche. Parece mentira que hubiera público para todos; pero así fue, en efecto, puesto que los llenos, sobre todo en localidades de preferencia, fueron completos. La mayor concurrencia, sin embargo, se esperaba para el día siguiente porqué era la fiesta de los toros, en la que pusieron el ramo, al decir público, tantos los arrendatarios de la corrida, que fueron los de consumos, como el ganadero, Salustiano Galache, que trajo á la plaza unos bichos bravísimos que dieron mucho juego y que no ocasionaron el menor percance. Lo que más gustó al público y muy en especial á los forasteros que no habían presenciado nunca estas fiestas, fué la operación del encierro avisado, como siempre, á toque de campana y arrebato, el cual se hace, caminando á escape y desde la entrada del pueblo hasta la plaza una especie de heraldo á caballo con un cabestro amaestrado á cada lado, á los cuales sigue inmediatamente todo el ganado acorralado por una especie de media luna que forman también á caballo los demás encerradores, los cuales, fustigando y arreciando cuanto pueden en su carrera, hacen penetrar en animadísimo tropel el ganado en la plaza por la única puerta que se ha dejado. Admiradores de tal bizarría y habilidad fueron este año los señores Rodero, de Madrid y Sanfelices con sus hijos; Sánchez Puente, de Irún; Castilla, de Guadalajara; Moreno, de Pamplona; Miguel del Corral, de Lumbrales, y varios otros forasteros menos conocidos. Del último nombrado y ahora que no será ya indiscreción podrá decirse, dícese que muy en breve contraerá matrimonio con la joven y gentil señorita de este pueblo Isabel Rodríguez, hija de una de las principales familias de labradores y ganaderos de la provincia, la familia de los Celestinos, que por su laboriosidad y por el impulso que ha sabido dar á los negocios, ha llegado a colocarse á la altura en que está, en el espacio solo de dos generaciones. La boda promete ser un acontecimiento por la cuantía y calidad de los invitados y por las simpatías grandes que ambos contrayentes tienen en l a comarca.

El Corresponsal. Octubre, 1907.

 

 

14 de octubre de 2012

Otoño

Una de las imágenes típicas del otoño con el fruto rojo del espino albar. Imagen del domingo 7 de octubre de 2012.

 

13 de octubre de 2012

La "Ofrenda" (1906)

Generalmente, todos los villaviejenses pensamos que las grandes fiestas de nuestro pueblo han sido siempre desde tiempos inmemoriales las de la Virgen de Caballeros. Pero la verdad es que éstas tienen poco más de cien años de vida. Nacieron en 1904. Las fiestas del pueblo, las grandes fiestas de Villavieja, eran en el mes de octubre, concretamente el primer domingo de dicho mes. Y en ellas se festejaba a la "Virgen del Rosario" en lo que tradicionalmente se conocía con el nombre de la "Ofrenda". Además de las funciones religiosas, había bailes, teatros, ... y desde luego los inevitables festejos taurinos, que en esta tierra no podían faltar. Veamos como lo relataba el corresponsal de El Adelanto en 1906.

Pasaron las fiestas tradicionales de la Ofrenda, las mayores que desde tiempo antiguo, se vienen celebrando aquí. Deriva tal nombre del ofertorio que el primer domingo de Octubre se hace por los mayordomos y el pueblo todo a la imagen de la Virgen en su advocación del Rosario, y el cual como hecho en medio de la plaza pública, sirve de pretexto para que luzcan sus atavíos y gentileza las jóvenes todas de la localidad y muchas lindas forasteras. Por cierto que son ellos, más que el fervor religioso, quienes atraen á la cohorte que, como todos los años, se veía en éste de charros rumbosos y de otros más ó menos aseñoritados... Pero dejemos esto. Las funciones de iglesia fueron, como si dijéramos, las de ritual, con asistencia grande, cual corresponde á un pueblo que aunque con fama de socializado (y valga la palabra), conserva todavía las creencias inculcadas tiempos atrás. Pero las profanas, difirieron este año no en la clase, sino en la calidad. Y al decir esto, me refiero sólo á la corrida, porqué tratándose de españoles, esta función vale por todas, y porque en los teatros, bailes, cafés, etc., no hubo nada de particular. Aquella fue superiorísima. Ni un solo animal de los diez ó doce que se encerraron dejó en mal lugar al dueño, y gracias á que el último toro, un morucho hermoso y bravísimo, capaz de infundir miedo hasta á los espectadores del campanario, se dio en una acometida contra la maza de un carro en la primer media vuelta un choque tremendo en el testuz que le hizo caer patas arriba. Sin tal ocurrencia, segura hubiese sido una desgracia, y mejor fue así. El pobre animal, una vez repuesto del achuchón, pudo aún levantarse atontecido y acometer de nuevo al mismo sitio, pillando entre sus astas la pierna de un forastero, la cual tuvo sujeta y achuchada entre los radios de la rueda por espacio de cinco minutos, hasta que a fuerza de cubos de agua fría sobre la cabeza del toro éste aflojó la presión saliendo otros y teniendo que ser sacado sin vista y chorreando sangre por la nariz, entre una pareja de mansos. El hombre sólo sufrió una contusión, y el bicho, aunque parezca mentira, y después de ir tropezando con las paredes que encontraba y de haberse caído en un barranco, se halla hoy sano y salvo. Nuestra enhorabuena al ganadero Salustiano Galache, dueño de la corrida, y a los contratistas que cosa tan buena encontraron.

Además de la fiesta de la “Ofrenda” el corresponsal trataba también en su reportaje otras dos cuestiones, la escuela de adultos y la Sociedad Hidroeléctrica del Águeda...

 

12 de octubre de 2012

Contraluz

Imagen tomada el pasado sábado 6 de octubre en el cementerio de Villavieja.

 

11 de octubre de 2012

Concurso de belleza

No penséis que lo de los concursos de belleza es una cosa más bien moderna y reciente. No. Ya los había hace cien años. ¡Hasta en Salamanca! Aquí tenemos la muestra. Con ocasión de las fiestas de Septiembre de 1912 la Sociedad de cultura "Juventud Excursionista" programó entre otras cosas un concurso de belleza. Hemos tenido la suerte de encontrar los nombres de las afortunadas ganadoras y también sus fotografías publicadas por Mundo gráfico.

 

10 de octubre de 2012

Interior de la Iglesia

Con la remodelación de la iglesia a finales de la decada de los cincuenta del pasado siglo XX, se elevó sensiblemente la altura del cuerpo central. Los muros y arcos quedaron impecables, sin embargo la cubierta, desentona un poco con el resto del edificio. Hubiese sido preferible un tejado a base de madera, que me supongo que era lo que tenía originalmente. No obstante la vista desde el presbiterio resulta realmente agradable.

 

9 de octubre de 2012

Torre del Clavero

Traemos hoy otra Ilustración de Francisco Javier Parcerisa (1803-1875) para la obra Recuerdos y bellezas de España. Representa la Torre del Clavero de Salamanca.

Y a propósito de dicha torre. En 1915 publicó el semanario ilustrado La Esfera una leyenda salmantina escrita en verso relacionada en parte con dicha torre. Es la siguiente:

EL CRISTO DE LOS AGRAVIOS
(LEYENDA SALMANTINA)


En tarde libia y riente,
de fresco y florido Mayo,
después que nubes plomizas
enturbiaron el espacio,
salió el Sol, luz y alegría
por doquiera derramando.
Quieta la ciudad que á Roma
emuló por sus palacios,
marcha en un soberbio potro
doncel gentil y gallardo,
en los torneos y ciencias,
tan valiente como sabio,
henchido de gozo el pecho,
por querer y ser amado,
entero el mundo parece
se le ha rendido á su paso.
Llega al trote á una plazuela
de verde espaciado campo
donde se levanta enhiesta
la torre que, dominando
de la muralla el recinto,
del Clavero la han llamado.
Apoyado en un alféizar,
ve de su adorada el brazo,
de elegante y fino escorzo,
hecho de jacinto y nardo;
son cual la granada abierta
sus mejillas y sus labios,
y tan bellos son sus ojos,
que es su mirar un halago,
y al cielo envidia le causa
verse en ellos retratado.
Caen en su frente los rizos,
cual de dos haces los rayos,
que forman rubias guedejas
en sus hombros descansando.
Al pasar pica de espuela,
vibra el eco de los cascos,
y espera con el sombrero,
de frescas flores el ramo
que arroja todos los días
aquella dama á su paso.
Mas es inútil empeño,
esta larde espera en vano,
porque la niña no vuelve,
que la ventana ha cerrado.
Detiene, loco, impaciente,
á su nervioso alazano,
y aunque tres veces se aleja,
tres se vuelve suspirando.
Ya no se siente orgulloso
al trote de su caballo,
sino que ve en todas partes
la sombra del desengaño.



Si el galán sufre desvíos,
también doña Carmen pena,
ya que entretanto en la torre,
que escudos nobles ostenta,
donde guardaban las llaves
de la ciudad fortaleza,
la fuerte voz de don Diego
en los ámbitos resuena,
y con tonos de amargura
la dice de esta manera:
«He visto ya de don Lope
con sus armas y sus señas,
en la que hiciste primores,
una bordada leyenda.
Mas, hija mía, te advierto,
por si le estimas de veras,
que el único hombre ha sido
que me ha humillado en la tierra,
y, antes que con él casaras,
prefería verte muerta.»
Como conoce del padre
el carácter y entereza,
sin replicarle palabra
buscó alivio á sus querellas.



Cuando el luminar del día
remontó por el ocaso,
fue doña Carmen al Cristo
llamado de los Agravios,
y, en su presencia, de hinojos
le decía sollozando:
«Si ante tu pasión quisiste
que el dolor fuera menguado.
Siendo yo mujer y débil,
¿cómo podré sufrir tanto?
Ya que al golpe del martillo
crujieron tus pies y manos
y brotó sangre preciosa
de la herida del costado.
Por amor todo lo hiciste,
sé mi guía en este caso.
Llevo dentro de mi pecho
la imagen de mi adorado;
por vivir su vida vivo,
y sólo tengo el encanto
de ver la luz de sus ojos
y disfrutar del regalo
que sus acentos me causan
cuando le escucho á mi lado.
Tengo un padre tan severo
como completo hijodalgo,
y quiere que con justicia
dirija siempre mis pasos;
de sus amores me priva
por los que tanto he penado.
¿Obedezco mi capricho?'
¿Obedezco su mandato?»
Y al decir que si seguía
los paternales dictados,
la cabeza de aquel Cristo
se nimbó de claros rayos,
adquirió vida su rostro
por el dolor contristado
y la giró sobre el cuello
hasta su pecho bajando.
La niña, toda aturdida,
se llenó de horror y espanto,
cayó al suelo sin sentido
como presa de un desmayo.


Ya es la vida de la dama
para don Lope un misterio,
ni ve su expresión risueña,
ni ve su cara de cielo,
é ignora cuál es la causa
de inesperados desprecios.
Mas si le abrasa el cariño,
más le devoran los celos;
pero sabida la escena
del milagroso portento,
esperó hasta que la noche
tendiera su manto negro,
á fin de que las tinieblas
encubrieran sus intentos.
Hacia la ermita del Cristo
dirige su paso incierto;
fuerza la puerta con rabia
en que se enciende su pecho.
Al sentir de aquella estancia
el religioso silencio,
se intimida y acobarda
en sus torcidos deseos.
Mas lleva la obsesión fija
de los amargos despechos
y de un salto sobre el ara,
sin temor al sacrilegio,
con sus esfuerzos arranca
aquel bendito madero,
cayendo sobre las losas,
entre horrísonos estruendos.
Enajenado y confuso
ó por sus delirios ciego,
deshace con golpes de hacha
aquel sacrosanto cuerpo
y busca en la paz del campo
descanso de sus tormentos.



Vagaba solo, indeciso,
por los montes y cañadas,
mas el fragor de los truenos
su conciencia torturaba,
creyendo oir el crujido
de los golpes de su hacha
con que deshizo la efigie
en aquella noche aciaga.
Y figuraba su mente
ver una cruz retratada
al fulgor de las centellas,
entre arreboles y llamas.
Clavado el cuerpo de Cristo,
abiertas las cinco llagas
y otras heridas que él hizo
en la imagen veneranda.
De sí mismo huir quería
con aullidos y alharacas,
y cuentan los campesinos
que las noches se pasaba
delante de un Crucifijo,
arrodillado á sus plantas,
después único consuelo
de su vida desdichada.


Mariano de SANTIAGO CIVIDOÑES
Salamanca


 

7 de octubre de 2012

Torre del Clavero

Reseña y grabado de la Torre del Clavero publicado en El museo universal : periódico de ciencias, literatura, artes, industria y conocimientos útiles... el día 8 de abril de 1860.

 

LA TORRE DEL CLAVERO.

Entre los muchos monumentos que por do quier se encuentran en la ciudad del Tormes, aquella población que tanta fama logró adquirir por su célebre Universidad, en la cual llegó a tener hasta quince mil estudiantes, llama la atención del viajero un antiguo torreón que formaba parte de la casa de los Sotomayores, señores de Baños, situada en la calle del Consuelo, parroquia de San Justo.

No era el único a la verdad que alzaba su parda mole en aquel punto; otros varios pretendían rivalizar con él en esbeltez y fortaleza, como sucedía con el del palacio de Abrantes, los cuatro de la casa solariega de los Castillos, que a ella daban nombre, pues se la conocía con el de las Cuatro Torres, y en la calle de Herreros el que levantó Antón Nuñez de Ciudad-Rodrigo, señor de Terrados.

Sin embargo, de todos ellos solo existe el de Abrantes, pero sin que pueda competir su secular aspecto con el del Clavero, cuyo grabado damos en este número. Construido en la sangrienta época de los bandos de Salamanca, aquel triste período en la historia de la ciudad, que convirtiéndola toda entera en los dos grandes partidos de Manzanos y Monroyes, encastilló las moradas y enrojeció casi diariamente con sangre de hermanos las calles de la antigua Salmántica, bien deja conocer en sus laboreados tambores, y en la disposición de toda la fábrica, la segunda mitad del siglo XV en que se levantara.

Del Clavel la llama el vulgo, a la verdad con poco acierto, corrompiendo su verdadero nombre del Clavero que llevaba desde muy antiguo, por haberlo mandado edificar don Francisco Sotomayor, clavero de la Orden de Alcántara. Su forma prismática de ocho lados, bien revela el objeto de su fábrica, y que temerosos sus dueños de los continuos combates que estaban obligados a sostener, quisieron presentar en todas direcciones inexpugnable frente a sus enemigos defendiéndose, ó fácil medio por cualquier lado para la ofensa. La constante tradición del país, designa esta torre como la prisión que tuvieron los indignos asesinos de la célebre desgraciada doña Inés de Castro; y ya por esto, ya por el venerable carácter de antigüedad con que se alza majestuosa sobre los caseríos cercanos, corno mudo testigo de la pasada historia, se ha visto respetada hasta el día por la destructora piqueta de nuestro utilitario siglo.

¡Quiera el cielo que no parezcan bien sus sillares para empleados en modernas obras, ó que el cálculo matemático no se fije en resolver el problema de lo que pudieran valer vendidos sus materiales! Por fortuna si así aconteciese, lo cual a la verdad no seria muy extraño, queda su memoria, su exacta copia y su medida en la escuela especial de arquitectura, por cuyos aventajados discípulos fue medida y copiada en la expedición artística, que con tanta gloria suya como provecho para el arte, hicieron en el año 1854. Deseosos también nosotros de perpetuarla la presentamos en el grabado que acompaña, pues es de temer que no muy tarde los planos de aquellos y nuestro dibujo sea lo único que reste de la antigua torre del Clavero.

 

5 de octubre de 2012

Convento de San Esteban

Otra ilustración de Francisco Javier Parcerisa (1803-1875) para la obra Recuerdos y bellezas de España. Convento de San Esteban de Salamanca.

 

3 de octubre de 2012

Batalla de Arapiles

Y como este es el año del bicentenario de la famosa batalla de Arapiles (para los contendientes franceses e ingleses se trata de la batalla de Salamanca) traemos hoy una ilustración del libro Guerre napolioniche delle Spagna, soggetti al agorici ed episdi di battaglie, assedi,... Se trata de un grabado de Bartolomé Pinelli del año 1816.

En el dibujo podemos ver perfectamente el método de lucha entre los ejércitos de la época: avance en línea y disparo de mosquetes, recarga y vuelta a disparar y cuando ya estaban muy cerca ataque a la bayoneta. Lo del cuerpo a tierra parece ser que no era muy practicado. Había que mantenerse erguido y "rezar" para que no te tocase la bala. No es de extrañar que una descarga de fusilería hiciera tanto daño en las filas contrarias. Así el número de bajas era espeluznante. En Arapiles, entre los dos ejércitos sobrepasaron los 11.000 entre muertos y heridos. Una verdadera carnicería. Y así en una y otra batalla. En estas fechas estoy precisamente leyendo la tetralogía (serie Revolución) de Simon Scarrow en la que se narran las andanzas de Napoleón Bonaparte y de Arthur Wellesley, duque de Wellington. Resulta realmente clarificadora a este respecto.

1 de octubre de 2012

Milicia mirobrigense

Grabado del reverendo William Bradford, publicado en el libro Sketches of the country, character and costume in Portugal and Spain made during the campaign, and on the route of the British Army in 1808 and 1809 / podemos ver en la ilustración a un miembro armado de las Milicias de Ciudad Rodrigo.