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1 de marzo de 2012

Pequeños delitos

La primera década del siglo XX fue especialmente adversa para muy la población española. La pérdida de las colonias, la guerra en el norte de Marruecos y una serie de malas cosechas hicieron muy duros esos primeros años del siglo en los que aumentó espectacularmente la emigración hacia los paises americanos Argentina y Brasil principalmente. No es de extrañar, por tanto, la proliferación de pequeños delitos en los pueblos y ciudades. Cada uno se las apañaba como mejor o peor podía. Veamos, por ejemplo, tres muestras, publicadas el mismo día (24 de enero de 1912) por el periódico El Salmantino.

Ha sido detenido por la benemérita de Fuentes de San Esteban el vecino de Cabrillas, Luis Carrera González, como presunto autor del robo de 2,75 pesetas, verificado la noche del 15 del actual en casa del vecino de dicho pueblo don José Calzada Oviedo. Ha sido puesto a disposición del juzgado de instrucción de Ciudad Rodrigo.


Ante el alcalde de Villavieja han comparecido unos vecinos de dicho pueblo, a quienes la guardia civil sorprendió cortando cuatro cargas de leña, de una dehesa boyal del término municipal de Villavieja.


Por los guardías de seguridad han sido denunciados los cocheros Leandro Fernández Bellido y Angel Martin Hernández, por molestar á los viajeros en la estación del ferrocarril, queriéndoles arrebatar las maletas de las manos.





15 de noviembre de 2011

Desde Cabrillas

A comienzos del siglo XX, el esfuerzo de algunas personas por elevar el nivel de educación en el mundo rural fue altamente meritorio. En algunos pueblos, el dinamismo de una o dos personas bastaban para ponerlo "en órbita". Es el caso, parece ser, de Cabrillas. Entre el maestro y el secretario sacaron al pueblo de su anquilosamiento. Si es verdad que, según la crónica de "El Adelanto" a la disertación del inspector de Educación que visitaba el pueblo asistieron 800 personas....


Cabrillas es uno de los pueblos de esta provincia que tiende al progreso. Hubo un tiempo en que, bien por rivalidades políticas ó por, egoísmos caciquiles, si el nombre de esta hermosa villa aparecía en la prensa, servía sólo de ridículo y menosprecio ante los pueblos que se precian de cultos y educados; pero hoy Cabrillas quiere progresar, quiere ser pueblo modelo, quiere que sus hijos sean útiles a la sociedad. Quizá se deba este cambio al cansancio, al desengaño y a los grandes desembolsos de los vecinos; acaso, al celo desplegado por las autoridades y funcionarios. Lo que sí podemos asegurar, es que los dos factores principales de ésta hermosa obra, son: el maestro y el secretario. Don Miguel Polo Valverde, profesor de primera enseñanza, vino a esta villa el año de 1902, y con su trabajo en la escuela, y con su buen ejemplo en todas partes, ha despertado a Cabrillas del letargo en que yacía. Don Leoncio García Hernández, secretario del Ayuntamiento, se ha esforzado cuanto ha podido para atraer a los disidentes, y ha visto coronada su obra. Todos los vecinos, al ver la buena marcha de la administración municipal, dieron poderes a dicho señor para que en las dos últimas elecciones municipales, designara él los individuos que habían de desempeñar los distintos cargos concejiles. Que esta villa ha sido regenerada, se ha demostrado hace unos días, el 13 del actual, al visitar estas escuelas el celoso y digno inspector de primera enseñanza de esta zona de .Sequeros, don Eulalio Escudero Esteban. Cabrillas, antes indiferente a todo lo que significase instrucción, respondió al llamamiento hecho por dicho señor, y acudió a la escuela de niños, a las siete de la noche, donde escuchó sabias y provechosas doctrinas para la mejor educación de sus hijos. El profesor don Miguel Polo Valverde hizo la presentación del orador, y éste, en brillantísimos párrafos, desarrolló el tema Educación integral. Con su hermoso discurso cautivó la atención del numeroso auditorio (800 personas), que satis fecho le interrumpía con aplausos a cada momento. A l terminar, fue felicitado efusivamente por las autoridades y funcionarios.

El Adelanto, 18 de noviembre de 1911

27 de octubre de 2011

Salmantina

Iglesia de Cabrillas
El 22 de octubre de 1910, el semanario mirobrigense "La Iberia" publicaba un poena titulado "Salmantina" firmado por Rufino Sáez Gómez en la localidad de Medina del Campo. Ignoro si Rufino era salmantino o no. Una pequeña búsqueda muy superficial por Internet nos indica que era maestro, poeta, que tenía una librería en dicha ciudad y que fue colaborador, editor y en algún caso fundador de varios periódicos de la mencionada localidad vallisoletana. Esta era la poesía.


Yendo por Tamames
de paso por Cabrillas,
en una pradera
que el verde tapiza
recogiendo flores
me encontré una niña,
mientras sus ovejas
pacían tranquilas.
Era tan risueña,
era tan bonita,
que estoy bien seguro
no se encontraría
otra tan hermosa
por la serranía.
Mirando sus ojos
de negras pupilas,
¿Quieres indicarme
con señales fijas
cuales el camino
que lleva a Cabrillas?
Y alzando la mano
me dijo enseguida:
- Esa comba senda
va alia derechita.
- Gracias, respondíle
Eres la más linda
que he visto en los montes
y en las alquerías.
No contestó ella
pero una sonrisa
brotó de sus labios,
de esas sin malicia...
de esas de las charras,
de esas de Castilla.
La pedi unas flores,
y al punto la niña
corrió a la cabaña
donde las tenia.
Y volvió diciendo
con voz expresiva:
—Si no lleva prisa
le haré una guirnalda
de ñores tan lindas
que cría este valle,
que cause la envidia
de todas las mozas
que tiene Cabrillas
—Yo prisa, ninguna,
zagala garrida;
me esporo gustoso.
Y mientras tejía
con flores el ramo,
contóme entre risas
sus charlas de amores
con José María,
otro zagalillo
de la Malpartída.
Pero de repente
quedó pensativa;
y como no hablaba
dije a la chiquilla:
—¿Qué es lo que te pasa?
¿Sobre qué meditas?
Y eneso una flauta.
Sus notas vertía
lanzando a los aires
dulces melodías.
Y cuándo las notas
más fuertes se oían,
muy ruborizada
me dijo la chica:
—Oiga caballero,
a mal no tendría
que yo le dijera,
que es José María
quien la flauta toca,
que está ya cerquita
y si a usted le viera
no sé loqué baria.
—Basta, basta, entiendo;
Adiós zagalita.
'Y tomé el camino
que lleva a Cabrillas,
guardando en mi alma
la imagen querida
de aquella pastora
de la serranía.

Rufino Sáez Gómez
Medina del Campo, y octubre de 1910.