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2 de febrero de 2012

Las Candelas en Fregeneda


Una de las fiestas más típicas del pueblo de La Fregeneda eran las Candelas. El 2 de julio de 1911 el papa San Pio X eliminó una gran cantidad de fiestas religiosas a través del Motu Propio "Supremi disciplinae" . Entre las suprimidas estaban el Corpus Christi, la Anunciación, San José, Santiago, y también la de la "Purificación de la Virgen" (2 de Febrero). En total se pasó de 36 días festivos, además de domingos, a solamente 8. En el decreto se eximía a los creyentes católicos de la obligatoriedad de "oir misa" en dichos días. En España, el Boletín Oficial recogió esos cambios declarándolos como laborables a efectos civiles, con lo que el año 1912 se presentó con ¡28 fiestas menos! A pesar de ello, algunos pueblos siguieron celebrando algunas de estas fiestas con la solemnidad acostumbrada. Entre ellos La Fregeneda. Veamos como nos cuenta "El Adelanto" la celebración de "las Candelas" en 1912.

Desde Fregeneda,


No obstante la supresión decretada recientemente por Su Santidad el Papa de la fiesta de la Purificación, vulgarmente llamada de las Candelas, se ha celebrado en este pueblo con la misma o mayor solemnidad que en años anteriores. Por la mañana hubo misa cantada, en la que el joven coadjutor de esta parroquia don Joaquín Román, predicó un bello sermón alusivo a la fiesta que se celebraba, felicitando al propio tiempo a este pueblo, por el entusiasmo que demostraba por las festividades de la Virgen, toda vez que aun después de suprimida la Candelaria, continuaba honrándosela como en otros tiempos.
El Ayuntamiento en pleno con el alcalde a la cabeza, asistió a la solemnidad religiosa, llevando las candelas en la procesión.


A causa del mal estado del tiempo, no se han podido llevar a cabo las excursiones que otros años hacían al campo, para comer el hornazo. El día de la Virgen, los jóvenes de ambos sexos se reunieron a comer en el teatro y otros salones, y al día siguiente, algunas familias, muy pocas, bajaron a Vega de Terrón.


El día 2 por la noche se puso en escena el hermoso drama en tres actos y en verso, con un prólogo, original de don Francisco Camprodón, titulado Flor de un día, sobresaliendo en la ejecución las señoritas Rodríguez (Carmen y Francisca) y los señores Méndez Sánchez y Rubio Santos. Muy bien en sus respectivos papeles los señores Jabardo y Rodríguez (Emilio). A continuación, se representó el divertido juguete El teniente cura, muy bien desempeñado por la seño rita Carmen Rodríguez y los señores Méndez y Hernández. Muy bien el niño Emilio Pérez. El señor Rubio hizo un Palomino admirable.


El día 3 se representó Espinas de una flor, continuación de Flor de un día, obteniendo un verdadero triunfo la señorita María Teresa Juanes y los señores Rubio Santos y Méndez (don Julián y don Manuel). La señorita Rubio Pérez y el señor Rubio (don Tomás) estuvieron irreprochables, escuchando muchos aplausos en sus respectivos papeles de Lola y Carlos. En fin, todo muy bien, deseando que estas fiestas tan cultas y simpáticas se repitan con alguna frecuencia, para de esta suerte aliviar y hacer más llevadera la triste monotonía de los pueblos. Los dos días, al terminar el teatro, hubo un gran baile que duró hasta las dos de la mañana. Por el mal tiempo, no ha habido la animación de otros años. 

Según mis noticias, serán muy divertidos los próximos Carnavales, para los que se preparan verdaderas sorpresas. Se dice que el alcalde está decidido a prohibir el espectáculo de las corridas de gallos que en verdad no tiene nada de culto. Muy bien me parece lo que respecto de esto piensa el alcalde, aun cuando creo que si se van suprimiendo todas estas cosas que constituyen el carácter y lo que pudiéramos llamar la fisonomía de los pueblos, merece para siempre ese algo que no es sino el alma de nuestras pequeñas urbes que todos debemos procurar a todo trance que perdure.
El corresponsal.


El Adelanto, 8 de febrero de 1912



1 de febrero de 2012

Noche de Luminarias


Voy a trascribir a continuación una poesía publicada en el semanario “Avante” hace ahora cas cien años (el 23 de marzo de 1912). Se titula “Noche de Luminarias” y su autor es Alejo Hernández, un poeta y abogado natural de Ciudad Rodrigo cuya familia era descendiente de Lumbrales y Bogajo. En este blog “Tierra Charra” publiqué hace ya unos meses una extensa biografía de él.

En la poesía se nos va relatando como transcurría en Villavieja la noche de la víspera de las Candelas. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua luminaria es una “luz que se pone en ventanas balcones, torres y calles en señal de fiesta y regocijo público” y a tenor de lo que se nos dice en los versos debía de ser una fiesta “de importancia” en nuestro pueblo. El poema está dedicado a don Ángel A. Manzanera (suponemos que la A. significa Alonso)



¡Buena noche es esta noche!
¡Noche alegre, tibia y clara!
¡Buena es siempre en Villavieja
la Noche de luminarias!
Cantan alegres los mozos,
las mozas alegres cantan,
y los viejos, mientras beben,
recuerdan viejas hazañas.
En la torre de la Iglesia,
como lenguas inflamadas,
se retuercen ondulando
las hirvientes luminarias.
La pez arde; sube el humo
en espirales diáfanas
y polícromos cohetes
siguen los ojos con ansia...
Como un astro rutilante
que la esfera azul cruzara,
de la torre cae al suelo
la primera luminaria...
Zumba el tamboril en bajo;
gallea en tiple la flauta
y los chiquillos persiguen
los cohetes cuando bajan.
Mientras la fiesta enardece
del Pueblo todo las almas,
con timidez sus amores
le reza un charro a una charra.
Quizá su amor fuera oculto
largos tiempos en su alma
y no halló, para expresarlo,
hasta esta noche, palabras
Quizá como una reliquia
su amor el charro guardaba
esperando ocasión digna
y solemne en que mostrarla.
Como estrellas desprendidas
caen ardientes luminarias,
mientras de amores dialogan
las parejas enlazadas
De Fuenteliante han venido
las mozas endomingadas
con sus mejores mandilas
y su mejor filigrana.
Que es noche de amores
esta noche de la Candelaria
y es la fiesta más alegre
que en charrería se pasa
Igual que al cielo se eleva
el fuego en las luminarias,
se eleva puro y ardiente
el amor charro en las almas.
¡Que suenen dulces canciones!
¡que repiquen las campanas!
¡que es alegre en Villavieja .
la noche de luminarias

Alejo Hernández

2 de febrero de 2011

La Candelaria

María como es tan pobre
no le ofrece a Dios corderos
que le ofrece dos palomas
según reza el Evangelio....

Fiesta perdida, recuperada y .... a la larga ¡perdida! Mientras tanto... ¡disfrutemos de ella y de los recuerdos que traen a nuestra memoria!

Hace ya más de diez años que Villavieja recuperó la celebración de la Fiesta de las Candelas o Candelaria. Desde entonces para acá el festejo se ha ido manteniendo con más o menos éxito. Básicamente los actos comienzan por la tarde con la solemne bendición de las velas (o candelas) para continuar después con una solemne procesión alrededor de la Iglesia con la imagen de la Virgen del Rosario y el Niño en brazos. Seguidamente se celebra una Eucaristía, en la que en el momento del Ofertorio se "presentan" a la comunidad parroquial los niños que habían sido bautizados a lo largo del año. En su desarrollo y tal como era costumbre, en el momento del Ofertorio se procede a la suelta de una pareja de palomas en el interior de la Iglesia. Una vez que finaliza el acto religioso se suele tener un convite en el Hogar Parroquial.


¿Cuál es el origen de esta Fiesta? Veamos lo que contaba "La Basílica Teresiana" en su edición del 15 de febrero de 1910:

En el mes de Febrero, Roma pagana celebraba sus fiestas Lupercales en honor de Pan, dios de los pastores, cuyo culto había introducido en Italia el príncipe Evandro, el cual le consagró la célebre caverna llamada Lupercal, en la que Remo y Rómulo fueron criados por la loba, y donde hoy está edificada la Iglesia de Santa María de la Liberación. Muy de mañana los sacerdotes de Pan, llamados Lupercales, iban al templo del dios e inmolaban un perro y varias cabras blancas; quitábanse luego los vestidos y tomando unas correas de piel de cabra, corrían como insensatos por la ciudad, golpeando a cuantos encontraban al paso, especialmente a las mujeres, que lo tenían a particular favor. Con esto, según ellos, se purificaba la ciudad, y de ésta ceremonia dimana el nombre del mes de Febrero=februarius, porque "februa" entre los romanos significaba sacrificios de purificación. Tales eran las fiestas de aquella Roma tan ufana de su civilización. Y la Iglesia, que sabe admirablemente sacar bien del mal, quitándole la escoria que le rodea, opuso a estas expiaciones impuras una expiación real y verdaderamente santa, instituyendo la fiesta de la Purificación de la Virgen Santísima, y ora por sí misma con los oráculos de sus Pontífices, ora valiéndose del poderoso influjo de los Emperadores, logró al fin en el siglo VI extirpar de raíz las expiaciones harto culpables de los inmundos Lupercales. Pero no paró aquí su influjo y benéfica influencia en favor de la salud de las almas, porque los Romanos, en su afán ridículo de solemnizar todos sus actos con supersticiones y desórdenes, conmemorában los triunfos que obtuvieran sobre los Emperadores de las demás naciones, con las fiestas amburbales, fiestas ridiculas que celebraban cada cinco años, recorriendo las calles con hachones encendidos, porque atribuían sus triunfos a los dioses infernales, a quienes se creían deudores de este honor por la conquista del mundo. Y he aquí por qué la Iglesia tuvo que empuñar de nuevo el arma salvadora y abolir tales desórdenes con la institución de otra fiesta, y que nosotros conmemoramos en la procesión que se hace con velas encendidas el día de la Purificación. A este fin los soberanos Pontífices lograron con sus esfuerzos que el clero y el pueblo todo de Roma hiciera el 2 de Febrero una magnífica procesión, en que brillaban millares de antorchas y en la que millares de voces cantaban por las calles de la Ciudad Eterna las alabanzas del verdadero vencedor del mundo y de su augusta Madre, de aquel Dios del Calvario, que había dado a Roma, en vez del imperio de la fuerza, el imperio más glorioso, más vasto y preciado de la fe; y el pueblo entero, saliendo de la Iglesia de San Adrián, encaminábase a Santa María la Mayor, donde se festejaba a María y a su Hijo Jesús por todas sus victorias.
La Basílica Teresiana, 15 de Febrero de 1910

Representación de la "lupercal" : Rómulo y Remo amamantados por la loba, rodeados por representaciones del Tíber y del Palatino.  Panel de un altar consagrado a Venus y Marte.  Se trata de una obra de la época de Trajano.
Foto: Wikimedia Commons.