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17 de enero de 2014

Villavieja desde la Brezosa

Fotografía de Villavieja de Yeltes tomada desde la ladera norte de la Brezosa en una soleada tarde del pasado mes de Noviembre. La mayor parte del pueblo permanece oculto tras las lomas y cerros que lo rodean.

21 de febrero de 2013

La Brezosa

Fotografía de las torres telefónicas de La Brezosa. En primer término varios tejados del pueblo de Villavieja. La imagen está tomada desde la Carretera de Villares el pasado 9 de Febrero.


19 de febrero de 2013

Casa de los Antolines

Imagen de la Casa de los Antolines en Pedro Álvaro tomada desde la zona de Los Vallejos en Villavieja. Se observa su gran pararrayos, que los geólogos del antiguo ministerio de Industria tomaban como referencia junto con la veleta de la Iglesia de Villavieja para delimitar cuadrículas mineras (BOE del 12 de Agosto de 1970).

18 de febrero de 2013

Secretaría de Villavieja


El 1 de Octubre de 1884, el número 59 de "El Defensor de los secretarios de ayuntamiento y demás funcionarios de la administración local" que era el Órgano de la Asociación de Secretarios Municipales de la Provincia de Salamanca publicaba la siguiente reseña:

Se halla vacante la Secretaría del Ayuntamiento de Villavieja, dotada con el sueldo anual de 980 pesetas, pagadas de fondos municipales por trimestres vencidos. Se admiten solicitudes hasta el día 11 de los corrientes.

19 de octubre de 2012

La "Ofrenda" (1908)

En febrero de 1908, el ministro La Cierva dictó la famosa real orden a la que aludíamos con aterioridad y en la que se prohibía correr toros ensogados y en libertad por las calles y plazas de las poblaciones. Sólo se permitían en aquellas localidades en las que hubiese una plaza de toros o en aquellas donde se habilitasen una serie de dependencias que fuesen acreditadas mediante los correspondientes reconocimientos periciales. Además había que dejar constancia previamente del número de reses a torear y de las personas que se iban a encargar de la lidia, sin que se permitiese intervenir a ninguna otra. Fue, como se ve, un primer intento de regular este tipo de festejos populares, y que se tradujo en la desaparición, ese año, de muchas corridas populares. Por ejemplo, las de la "Ofrenda" de la Virgen del Rosario de Villavieja. Aquí tenéis la crónica publicada en “El Adelanto” el 17 de octubre de 1908.

Gracias á la campaña moralizadora del ínclito La Cierva, á quien, pese á todas las criticas, no se puede negar que está realizando valientemente una obra buena, hemos pasado las fiestas de la Ofrenda en medio de la mayor tranquilidad. La supresión de la corrida de novillos tradicional, trajo el desaliento, y ni funciones teatrales, ni bailes, casi hubo. Quedó probado que las fiestas sin cuernos por aquí, apenas son fiestas, y que ellos, los cuernos, son el espectáculo más agradable y el de atracción mayor. Verdad es que aquí, donde hay de sobra novillos y novilleros, donde muchas veces han bastado seis ú ocho horas á personas de buen humor para organizar una corrida y traerla, aquí, sin embargo, no ha producido desilusión ni disgusto grande la supresión de la de ahora. Recuerdan los labradores que en el año pasado quitó la corrida de la Ofrenda unos centenares de fanegas que sembrar en buena sazón, las cuales después no se sembraron ó se sembraron en condiciones pésimas, y este recuerdo les sirve de lección. Por frivolidades ó cosas fútiles, dejar lo que importa, no es buen proceder, y además, se van convenciendo estos ganaderos de que las corridas son fiestas bárbaras que tienen que desaparecer. Solo que se duelen de que no se respeten los intereses que á la sombra de ellas se habían creado y, en cambio, se favorezca a los dueños de toros de cartel. Y en esto tienen razón. Si es que los Miuras, Veraguas, Aleas, etc., han de gozar del privilegio de vender sus toros á peso de oro para las plazas, que no se quite á éstos el de vender novillos á peso de plata. Lo menos que pueden pedir es la equidad, y si éstos pierden 100 pesetas en cada novillo, que pierdan aquéllos 1.000 y destinen sus reses, como éstos en el año presente, al matadero o a uncirlas en carretas. Porque aquí no se cree que la supresión de las novilladas de pueblo obedezca sólo á fines de cultura y de crear costumbres buenas. Si fuera por esto, ningunas mejor suprimidas que las corridas de ciudad. Al cabo es en éstas en las que se ven actos más bárbaros que en las simples capeas, y actos que son presenciados, por lo común, por las gentes cultas, por la aristocracia del saber y del dinero, por las clases directoras del pueblo, á las que por bien de éste y por su propio prestigio, convendría rehusarles motivos de incultura. Los de los pueblos, incultos somos ya y seguiremos siéndolo con ó sin capeas, sino viene de otro lado el remedio. Escuelas de verdad, maestros de veras..., pero en todo caso, bueno es pan y tortas. Atrévase, señor Ministro, á fijar en la Gaceta el siguiente bando: En ciudades, en pueblos y en aldeas se prohiben corridas y capeas

 

13 de octubre de 2012

La "Ofrenda" (1906)

Generalmente, todos los villaviejenses pensamos que las grandes fiestas de nuestro pueblo han sido siempre desde tiempos inmemoriales las de la Virgen de Caballeros. Pero la verdad es que éstas tienen poco más de cien años de vida. Nacieron en 1904. Las fiestas del pueblo, las grandes fiestas de Villavieja, eran en el mes de octubre, concretamente el primer domingo de dicho mes. Y en ellas se festejaba a la "Virgen del Rosario" en lo que tradicionalmente se conocía con el nombre de la "Ofrenda". Además de las funciones religiosas, había bailes, teatros, ... y desde luego los inevitables festejos taurinos, que en esta tierra no podían faltar. Veamos como lo relataba el corresponsal de El Adelanto en 1906.

Pasaron las fiestas tradicionales de la Ofrenda, las mayores que desde tiempo antiguo, se vienen celebrando aquí. Deriva tal nombre del ofertorio que el primer domingo de Octubre se hace por los mayordomos y el pueblo todo a la imagen de la Virgen en su advocación del Rosario, y el cual como hecho en medio de la plaza pública, sirve de pretexto para que luzcan sus atavíos y gentileza las jóvenes todas de la localidad y muchas lindas forasteras. Por cierto que son ellos, más que el fervor religioso, quienes atraen á la cohorte que, como todos los años, se veía en éste de charros rumbosos y de otros más ó menos aseñoritados... Pero dejemos esto. Las funciones de iglesia fueron, como si dijéramos, las de ritual, con asistencia grande, cual corresponde á un pueblo que aunque con fama de socializado (y valga la palabra), conserva todavía las creencias inculcadas tiempos atrás. Pero las profanas, difirieron este año no en la clase, sino en la calidad. Y al decir esto, me refiero sólo á la corrida, porqué tratándose de españoles, esta función vale por todas, y porque en los teatros, bailes, cafés, etc., no hubo nada de particular. Aquella fue superiorísima. Ni un solo animal de los diez ó doce que se encerraron dejó en mal lugar al dueño, y gracias á que el último toro, un morucho hermoso y bravísimo, capaz de infundir miedo hasta á los espectadores del campanario, se dio en una acometida contra la maza de un carro en la primer media vuelta un choque tremendo en el testuz que le hizo caer patas arriba. Sin tal ocurrencia, segura hubiese sido una desgracia, y mejor fue así. El pobre animal, una vez repuesto del achuchón, pudo aún levantarse atontecido y acometer de nuevo al mismo sitio, pillando entre sus astas la pierna de un forastero, la cual tuvo sujeta y achuchada entre los radios de la rueda por espacio de cinco minutos, hasta que a fuerza de cubos de agua fría sobre la cabeza del toro éste aflojó la presión saliendo otros y teniendo que ser sacado sin vista y chorreando sangre por la nariz, entre una pareja de mansos. El hombre sólo sufrió una contusión, y el bicho, aunque parezca mentira, y después de ir tropezando con las paredes que encontraba y de haberse caído en un barranco, se halla hoy sano y salvo. Nuestra enhorabuena al ganadero Salustiano Galache, dueño de la corrida, y a los contratistas que cosa tan buena encontraron.

Además de la fiesta de la “Ofrenda” el corresponsal trataba también en su reportaje otras dos cuestiones, la escuela de adultos y la Sociedad Hidroeléctrica del Águeda...

 

27 de septiembre de 2012

La Estación

Fotografía de "lo que queda" de la estación ferroviaria de Villavieja de Yeltes en la línea La Fuente de San Esteban - Barca d'Alba. Era un atardecer de mediados de septiembre de 2012.

 

23 de septiembre de 2012

Charras y charros

Fotografía de los charros y charras villaviejenses que bailaron "El Cordón" en nuestras pasadas Fiestas de Agosto en una pose ya clásica en estos eventos junto al "grifo". La foto la utilicé como portada del número 362 del boletín "Río Yeltes"

 

16 de julio de 2012

Amapolas

En una muy nublada mañana de primeros del mes de Junio, tomé esta fotografía en las inmediaciones de la antigua y semiderruida estación de ferrocarril de Villavieja de Yeltes. Un macizo de amapolas -este año han aparecido con un cierto retraso- sobre uno de los muelles de carga dan un llamativo contrapunto de colorido a la grisácea mañana.

 

11 de julio de 2012

Exámenes

Cuando se publicó en El Adelanto la "medio huelga" de los segadores portugueses en Villavieja, el corresponsal de dicho medio informativo mandaba también otra crónica acerca de los exámenes que se habían realizado en las Escuelas privadas del Ave María. Aquí la tenemos:

En la escuela del Ave María se celebraron los exámenes de fin de curso el 3 de este mes. Renovándose como está cada año el personal de alumnas y admitiéndose muchas que van un año ó menos para imponerse algo, era natural que este año no se vieran en él cosas tan sorprendentes como otros. Son de poca edad las mayores, y, sin embargo, las que de entre éstas deben sólo a esta escuela su instrucción, descuellan mucho. No es que hayan adquirido tan solo los conocimientos que se las enseñan, sino que han aprendido a raciocinar y juzgar por sí mismas, a sacarle la médula a los conocimientos, a darse cuenta de las cosas que leen ó se las dicen. Y lo mismo las medianas y parvulitas que han empezado bajo este plan, y hasta las otras, las que muy bien podrían llamarse temporeras. Todas demuestran progresos evidentes en todas las materias y en cantidad y calidad. Grande fue el número este año, puesto que las examinadas, con inclusión de cinco forasteras, pasaron de 40; pero no son ricas en su mayor parte, y algunas hasta casi indigentes. Y aunque sea un bien grandísimo este porque conviven las ricas con las pobres y se extienden los beneficios de la instrucción hasta la clase ínfima, con todo, un establecimiento como este que vive de sí propio y que no tiene ayuda de nadie más que la muy honorífica que le presta el insigne Manjón, necesitaría para desenvolver sus planes de fondos más cuantiosos que aún regatean los padres de las alumnas menos pobres... Pero la escuela lleva de vida ya doce años oyendo siempre elogios, y en este hay que darlos también, como yo se los doy a las dignas maestras doña Margarita Pérez y doña Inés Egido, discípula ésta que fue de aquella y de la escuela, por todo lo que se han desvelado en pro de las alumnas, y por la hermosa colección de escritos, dibujos, pinturas y labores de aguja y de bolillos que han ejecutado bajo su dirección, y que colocadas artísticamente en habitación contigua a la escuela, estuvieron expuestas al público.

El corresponsal.

El Adelanto, 22 de julio de 1912

 

9 de julio de 2012

Segadores portugueses

En 1910 se produjo la abolición de la monarquía portuguesa, instaurándose la república. La situación política y económica que había propiciado ese cambio no mejoró las cosas. Siguieron varios años de gran inestabilidad con luchas de trabajadores, tumultos, levantamientos, homicidios políticos y crisis financieras, que terminarían en 1926 con la dictadura de Antonio Oliveira de Salazar. En 1912 las relaciones hispanolusas eran bastante tirantes. Desde la frontera española, donde se habían refugiado los monárquicos portugueses, se amagaba una invasión del territorio del país vecino que contaba, más o menos, con la anuencia tácita de varios gobiernos europeos, entre ellos España. En el otro lado de la frontera tampoco estaban de brazos caídos..., así que la situación era bastante tensa. De hecho, pequeños destacamentos de la guarnición militar de Ciudad Rodrigo se habían desplazado hasta Fuentes de Oñoro y Lumbrales. A pesar de este embrollo político, las relaciones entre las poblaciones a ambos lados de la "raya" seguían su curso normal. Era muy frecuente que en la época de la siega, grandes cuadrillas de portugueses se trasladasen a territorio español para realizar esta faena. Bastantes de ellos llegaban a Villavieja. En ese contexto, se produjo un conato de "huelga" en plena campaña. El corresponsal de El Adelanto lo achaca a la infiltración de elementos socialistas entre los trabajadores portugueses. Se nos dice que intervinieron las autoridades -lean ustedes la Guardia Civil- con lo que los cabecillas de la rebelión salarial tuvieron que salir pitando. No sabemos a ciencia cierta las causas de esa "media huelga" pero mucho nos tememos que desde el lado español, y ante las desesperadas condiciones económicas imperantes en Portugal, se habían llevado los jornales a la baja. Sea como fuere, aquí os dejo el relato de la huelga que hacía El Adelanto en su edición del 22 de Julio de 1912, precisamente el día del centenario de la batalla de Arapiles.

Con motivo de la siega de cereales que va ya casi tocando á su término, han sido muchos los obreros de campo que han venido á ocuparse en esa faena, y sobre todo portugueses. Y por cierto que serviles y humildes, como son por lo general los que solemos ver aquí, han venido este año un poco levantiscos y con ganas de armar camorra, como si los aires de insubordinación que corren por su nación, se les hubiesen infiltrado en el alma. No todos, claro es, ni tampoco la mayoría; pero han debido de venir entre ellos algunos socialistas ó afines en ideas que quisieron imponer se á todos, y recorriendo cuadrilla por cuadrilla en el campo, atravesando los sembrados sin reparo, burlándose de los dueños, amenazan do á alguno de éstos y contestando á sus insinuaciones con vivas á la República, pretendieron hacer que se elevasen los precios dé los jornales y que no se respetasen los pactos y contratos que varios habían hecho antes de su venida. Fue preciso que interviniese la autoridad y todo terminó con la marcha precipitada dé los promotores, que eran por lo visto pocos, y con la vuelta al trabajo de los demás después de haber perdido medio día. Estos ahora continúan tranquilos segando y sin preocuparse gran cosa de los sucesos que ocurren en su tierra. Preguntan, sí, á quien lee periódicos, cómo van las cosas; pero dicen que es sólo por saber y que lo mismo se les da que triunfe la Monarquía que la República. Ni la una ni la otra, dicen, nos relevan de la necesidad de "trabalhar".

El Adelanto, 22 de julio de 1912.

Completamos la entrada anterior con un pequeño texto publicado en "La Esfera" el 30 de enero de 1915. La foto que acompaña a este "post" formaba tambié parte de dicha publicación.

Muchas tardes, desde la ventanilla del vagón, atravesando la reseca llanura castellana,los vimos encorvados bajo su sombrerón de palma, en mangas de camisa, derribando conla hoz, á golpes rítmicos, la gracia—oro y susurro- de la mies.Ardía la tierra; abrasaba el aire; enervante y tenaz sonaba el estridor de las cigarras. El campo, ondulando suavemente, dilatábase inmenso, sin un árbol, sin un arroyuelo, sin una clemencia.Algún pajarillo borracho de luz, deslumbrado por el resistero, volaba con torpeza de murciélago. De entre las péndulas espigas brotaba una canturía monótona, bronca y sin jugo; y el cielo, blancor de ascua tenía, y la tierra, amarillenta, agrietada y dura, hálito de horno exhalaba.Aquello, que en el sembrado era tortura, desde el tren no pasaba de colorido espectáculo. La cuadrilla de segadores, anegada en Ia áurea opulencia del trigal, retuvo durante varios minutos la atención del viajero.

Y el orondo señor que se dirigía a una playa cualquiera, encendió el cigarro, esparció perezoso la mirada, y dilatando el abdomen se digno emitir cierto comentario sentimental:

—¡Pobres'. ¡Con el calor que hace!

Sin perjuicio de que, á continuación, el descontento que sistemáticamente corroe á todoslos nacidos le arrancase otra reflexión harto discreta:

—Y, no obstante, ahí los tiene usted. Con un cacho de pan y un trago de vino, son felices.Viven como bestias, pero son felices. Ni conocen el dolor de discurrir ni les envenena la rabia de «llegar»...

 

7 de julio de 2012

Excursión a Villavieja

Ya hace algún tiempo publiqué en este mismo blog el relato de una gira campestre a Villavieja y que se publicó en el periódico "El Salmantino" en junio de 1912. Contento debió de quedar el viajero, porque volvió a comienzos del mes siguiente a realizar otra excursión a nuestro pueblo, desplazándose también a Villar de Rey y Hernandinos. Este es el relato, publicado también en el mismo diario el 10 de julio de 1912.

Villavieja, Villavieja,

tienes buenos entraderos,

tienes mozas como rosas

y mozos, como luceros.

Así reza, la canción popular, que a toda orquesta y con su rico sabor charro, oía el cronista en los días felices que ha pasado en tan simpático pueblo. ¡Y cómo se retrata en ella, lector amable, lo que es Villavieja! Si tienes un poco de paciencia (que si que la necesitas), sigue leyendo esta mal hilada crónica que un incipiente en el arte te ofrece.

Era la del alba, la hora del jueves, cuando este servidor se presentaba en la estación de Salamanca y con su cara, aun soñolienta, se acercaba a la taquilla pidiendo un módico tercera (billete), que decía "Salamanca Villavieja".

Me rellené en los ricos almohadones de mi vagón, después de poner en orden mi equipaje, (lo formaba un gabán y un bastón). Después de tres horas y media de viaje, durante el cual el relente matutinal acarició mi faz con algo que se parecía a frío, llegué al punto de mi destino.

Saludo a mis cariñosos y buenos amigos con fuertes apretones de manos, y una vez que nos ponemos al tanto de nuestras respectivas familias, se comienza a preparar el programa de nuestras giras.

Como donde hay buena voluntad hay pocos obstáculos, en cinco minutos quedó hecho el reparto del tiempo, correspondiendo a Villar de Rey muestro primer asalto.

No he de reseñar la historia que de esta hermosa finca me contaron: fuera en tiempos pueblo árabe ó ibero nada nos interesa en esta reseña, y sí sólo el decir que es una señora dehesa, propiedad de nuestro buen amigo don Salustiano Galache que nos obsequiaron como a cuerpos de reyes, y en donde lo pasamos mejor que los susodichos señores. Y aquí viene lo que yo quería contarte, simpático lector, para que te formaras idea de lo encantador de aquellos paisajes que con deleite inmenso recorrió este mortal.

Pero es el caso que sólo te voy a poder decir que es hermoso, muy hermoso todo aquello: extensiones inmensas, llenas de una vegetación ideal, donde las escabrosidades del terreno se combinan con el rico colorido que da la flor silvestre del valle. Nunca olvidaré aquella preciosidad de Hemandinos, donde en los sitios denominados la Balsa y Berrocalejas, gozaba el alma viendo tanta belleza y de donde daba pena el separarse.Y al hablar de Hernandinos he de hacer mención de la distinguida Señora doña Caridad Cobaleda, que con toda solicitud obsequió a la comitiva con ricas onces.

Durante el camino, que fue hecho con toda alegría, ocurrieron las peripecias propias de esta clase de excursiones y de nuestros años: una turista que grita porque pica algún guasón la burra que monta, y ésta coge un mal trote que amenaza ponerla en tierra; otra, que cuando quiere obsequiarnos con ricas galletas Olivet, viene al suelo con la ofrenda; aquél que sale por las orejas de su rocinante, no obstante ser militar.No tengo por qué decir que se pasó a las mil maravillas, que se derrochó buen humor y que lo mismo era para nosotros la ópera que la zarzuela, el género grande que el chico, y con la misma familiaridad plagiábamos a Campoamor que al alfarero de Villavieja, Cuadrado, de todos tomábamos algo y todos nos proporcionaron lo que deseábamos: divertirnos. Durante la comida, que fue al estilo de las de su clase en Villavieja, los chascarrillos, colmos y parecidos tuvieron sus fervorosos partidarios; por cierto que hubo uno que no dejó de llamarme la atención. Preguntaba una linda morena: Diga usted, ¿por qué la gallina tiene mas de dos patas y menos de cuatro? Indecisión en toda la mesa... Pues porque tiene dos y pico. ¡Bravol

El domingo se jiró al molino de los Junarios, en cuyo sitio la naturaleza ofrece nuevos encantos. Aún me parece estar viendo aquella ribera del río Yeltes, con aquellas moles graníticas de formas caprichosísimas y que parecían querer venirse sobre nuestras cabezas. Entre las grietas de aquellas montañas, arbustos que al azar nacieron y que son digno coronamiento de la obra realizada por la madre Naturaleza.

No te extrañará pues paciente lector, que entre aquellos paisajes y las preciosidades que tenía por compañeras, la vida me sonriera. ¡Que si eran bonitas aquellas muchachas! Morenas casi todas; pero ¡qué morenas! Tal vez sus nombres te suenen, y por eso te los digo: Felisa, Loreto y María Francisca García, Jerónima y Agustina Galache, Magdalena García, Manuela Barco y Marcelina Sánchez: todo un ramillete de lo más escogidito y ante quienes tú y yo sentimos admiración.

El sexo feo no estuvo menos representado. De jóvenes (todos ellos gente de trueno), los simpáticos Pepe Fernandez Galache, Claudio Cilleros, Agustín García, Santos García, Ignacio Barco y este abogadicho.

De la gente seria, pero no menos divertida, don Dionisio García, don Pablo Moreno, don Tomás Minuesa, don José María Martín, don Andrés Romero y el nuevo doctor en Derecho Canónico don José Manuel Moro.Y aquí se acabó lo que daban.

Un millón de gracias al señor Galache y en especial a su simpática hija Jerónima, que hizo los honores de la casa tan admirablemente, que no faltó detalle alguno.

El mismo agradecimiento para la distinguida familia del señor García Alonso, por las atenciones que me prodigaron y que nunca merecí; y hasta que la suerte vuelva adepararme otro ratito en compañía de gente tan amable y simpática como la de Villavieja, se despide este cronista.

A. S. F.

Y mientras ocurría esta preciosa excursión, los segadores portugueses en Villavieja montaban una "media jornada de huelga" –para reivindicar mejores salarios–, que las autoridades cortaron de raiz. ¡Contrastes de la vida!

 

28 de junio de 2012

Una alfombra amarilla

Esta es la vista del pueblo de Villavieja desde el camino del "Prao San Pedro" poco antes de su confluencia con la carretera de Bogajo. En esta época, primeros de mayo, el campo estaba literalmente plagado de jaramagos (Diplotaxis muralis) como si fuese una extensa alfombra de color amarillo.

 

21 de junio de 2012

Gira a Villavieja

Se cumplen en estos días cien años de la publicación en El Salmantino -un diario provincial de aquella época- de unos artículos relacionados con Villavieja, en los que el articulista escribe acerca de un par de excursiones llevadas a cabo por nuestras tierras. Según parece se lo pasó francamente bien. Así leido ahora, podríamos pensar en una situación casi idílica en Villavieja. Pero la cosa no era tal. Mientras el periodista se acercaba a Villavieja, otros viajeros, ante la falta de medios con los que subsistir en el pueblo, emprendían un largo viaje que los llevaría allende los mares. Fue 1912 el año de la emigración más fuerte a tierras americanas.

En fin, vamos a transcribir el artículo, en el que echo en falta siquiera una mención a las agricultores y las faenas agrícolas, que en aquellos días debían estar en pleno apogeo....

 

El Salmantino, 19 de Junio de 1912

Gira a Villavieja.

¡Retornamos a la ciudad! ¡Estamos de vuelta! Ha sido Villavieja, el pueblo hospitalario que con cariño nos recibía y con sentimiento nos despidió.

No resisto, pues, a la tentación de verter en estas cuartillas algo de esa impresión que en mi existe y que ha sido producida ante la contemplación de aquella rica campiña que con deleite he recorrido y por aquel cariñoso y sincero trato de los que saben guardar la tradición de lo que siempre fue nuestro carácter charro.

Tierra charra; ¡cuánto de ti se habla y qué poco se te conoce! Yo mismo no había gustado tu modo de ser, aunque como eres te había soñado; para saborearte a mi placer, he tenido que encerrarme en tus frondosos montes, entre aquellas hermosas selvas que rodean y guardan en Villavieja al charro castizo, al honrado lugareño, todo corazón o hidalguía.

No es la tierra charra ni forma su carácter este vivir y ser de nuestra capital, ni siquiera muchos de los pueblos que la rodean; no: la tierra charra, con sus encantos, buscadla en el corazón de nuestra provincia, que a mi se me hace sea Villavieja, y allí encontraréis lo que sirve de orgullo a nuestra Salamanca.

Pero, basta de preámbulo, y a cumplir con mi obligación, algo pesada, como de cronista que soy. Atenta invitación del ilustrado médico de Villavieja, muy conocido en Salamanca y en el mundo de las ciencias médicas por sus obras premiadas en certámenes y congresos médicos, don Dionisio García Alonso, nos puso en camino el sábado, 15, en el tren de la madrugada.

Llegamos a Villavieja a las ocho y media de la mañana, después de haber admirado el rico paisaje que el camino ofrece. Después de descansar unas horas, que vinieron de perilla a nuestros soñolientos cuerpos, montamos a caballo con dirección a la rica propiedad denominada "Santidad", de los señores Torres y García.

La caravana formada por aquellas gentiles señoritas charras, cuyas bellezas corren parangón con su discreción y virtud, ofrecía entre aquellos matorrales un aspecto de vista digno de ser contemplado por los que vienen a nuestra ciudad a estudiar caracteres y costumbres charras.

La formaban: Felisa, Loreto y Paquita García, Jerónima Galache, Magdalena García, Consuelo Rodriguez, Esperanza Fernández y la señora de Blázquez Castro, para quienes este cronista improvisado siente rendida admiración. De ellos, estaban los simpáticos jóvenes Pepe Fernández de Gata, Francisco Antonio Rodríguez, Andrés García, Santos García, Manuel García, Manuel Miguel del Corral, Martin Ferrero, don Filemón Blázquez y servidor.

Después de recorrer la preciosa finca en cuyo trayecto se derrochó buen humor y alegría, echamos pie a tierra en la "Fuente de Caballero" en donde suculenta merienda, que recordaba las célebres bodas de Camacho, nos invitaba a recobrar las fuerzas perdidas durante la expedición.

Y así, si el cronista fuera poeta, bien podría describir al amable lector lo que la naturaleza ponía ante nosotros. La vegetación exuberante; el arroyuelo que, serpenteando, lamía nuestros pies; el dulce y armonioso cántico del ruiseñor; las lucidas vacadas, con la ruda figura del pastor al frente, etcétera, etc.; todo esto se podría decir; pero quédese para los afortunados que son leídos en el arte. Allí estuvimos gozando de la deliciosa temperatura hasta las nueve de la noche, que volvimos sobre nuestros alazanes camino del pueblo, contentos y satisfechos por nuestra buena suerte. Nunca con mayor razón que el sábado gritaba el cronista aquel "Se vive", que tanto le caracteriza.

Días antes había habido otra excursión a Hernandinos, propiedad de don Salustiano Galache, y en donde se obsequió a los excursionistas con el fino trato que caracteriza a los dueños. En proyecto quedan otras: a Villar del Rey y Fuenlabrada propiedades también del señor Galache, y que no tardando mucho se llevarán a efecto.

En fin, que se pasó muy bien, y sobre todo, que hemos aprendido a distinguir quién hermana lo típico de nuestro país, y en dónde se encuentra lo bueno y bonito de nuestra tierra.

Termino dando las gracias a mi querido amigo el señor García Alonso, como a su distinguida señora a quienes todas las atenciones le parecieron pocas para nosotros, y hago votos por volverme a ver pronto entre tan cariñosos como buenos amigos y gustar del sabroso trato de mis lindas charritas.

A. S. P.

 

9 de junio de 2012

La Liga de Agricultores

A comienzos del siglo XX los agricultores y ganaderos de la provincia parecían despertar de un letargo de siglos y empezaron a formar diferentes Asociaciones y Sindicatos cuyo fin último era la defensa de los intereses de esa gran clase de pequeños y medianos agricultores. Ya hemos visto en una entrada anterior como en la Fiesta de San Isidro del año 1912 hubo charlas y coloquios acerca de este tipo de asociacionismo. Unos meses antes se organizó también un conjunto de conferencias en Villavieja impulsadas por la Liga de Agricultores y ganaderos de la provincia. Así lo recogía el diario provincial El Adelanto en sus páginas del 29 de Febrero de 1912.

La Liga de Agricultores y ganaderos de la provincia.

Conferencias en Villavieja y Fuenteliante.

Es verdaderamente digna de todo elogio la labor que vienen realizando, desde que se constituyó esta asociación, las personas que forman el consejo de administración de la Liga y sería muy lamentable que dejasen de secundar este movimiento los labradores todos de esta provincia, aunque a decir verdad, en todas partes se notan deseos de emancipación. A continuar esta propaganda salimos de aquí el domingo último en el tren de la línea portuguesa y a las cinco de la mañana los señores don Nicolás del Teso, presidente honorario de la citada Liga de agricultores y ganaderos; don Mariano Cobaleda, secretario de la misma, y el vocal don Manuel García Puente, acompañándolos el que esto escribe.

A poco más de las ocho llegamos a la estación de Villavieja, donde nos esperaban don Tomás García y algunas otras personas, dirigiéndonos inmediatamente al pueblo. El señor García nos hospedó amablemente en su casa y allí restauramos nuestras fuerzas con un excelente almuerzo. A las once nos dirigimos a la Casa Consistorial y a poco comenzó el acto, lleno completamente el local de agricultores. Dio principio al acto el teniente alcalde don Fernando Durán, saludando en nombre del pueblo de Villavieja a los conferenciantes y haciendo resaltar la importancia que para los labradores tiene la agrupación. Inmediatamente después concedió la palabra a don Manuel García Puente. Se levantó a hablar el señor Puente en medio de una gran expectación.

Comenzó diciendo: Señores: no pretendáis ver en nosotros oradores que os subyuguen con palabra elocuente, porque quedaríais defraudados en vuestras esperanzas; nosotros somos unos modestos labradores que sin pretensiones de perorar llevamos por todas partes la buena nueva llenos de entusiasmo a fin de despertar de este letargo de veinte siglos a la clase más noble y más resignada. Después y con conocimientos nada comunes, habló de los impuestos que pesan sobre el labrador, leyó a este respecto estadísticas muy interesantes. Trató también de las Cajas agrícolas, hizo referencia de las que existen en Bélgica, a las que consideró como modelo en su género, terminando su notable conferencia aconsejando la unión de todos los elementos agricultores, para que se rehabiliten y salgan de esta situación de inferioridad en que están colocados. El señor Puente fue estrepitosamente aplaudido. A continuación se concedió la palabra a don Pedro Cuadrado, el cual se encontraba incidentalmente en Villavieja. Es el señor Cuadrado un entusiasta é inteligente agricultor que ha contribuido y contribuye constantemente a elevar el nivel de cultura de esta clase. Es, además, un fogoso propagandista de la asociación, y de esto dio pruebas en su conferencia de Villavieja. Con conocimientos profundos,habló de los abonos minerales, y sobre todo de las escorias Thomas, desconocidas para la mayoría de los labradores de esta tierra. Después, con palabra ardiente, abogó por la unión de todos los labradores, recibiendo muchos aplausos. Don Nicolás del Teso, alma y vida de la Liga, con palabra reposada habló de infinidad de cosas; dijo que debía existir caridad en el de arriba para que la resignación del de abajo no sufriera quebranto. Habló de los fines que se proponía esta Liga, cómo se inició, su desarrollo, de la nobleza de sus pretensiones. Si fuéramos a seguir paso a paso al conferenciante, llenaríamos algunas cuartillas. Baste decir que fue mucho y de enjundia lo que dijo. La labor del señor Teso fue coronada con muchos aplausos. El señor Cobaleda aclaró algunos puntos dudosos para los oyentes, y el señor Durán dio por terminado el acto dando las gracias a los conferenciantes por ir a honrar al pueblo de Villavieja. Hubo mucho entusiasmo y se hicieron muchos socios. Desde allí nos trasladamos a casa del acaudalado propietario señor García (don Tomás), donde nos sirvieron una opípara comida. Me complazco en reiterar en nombre de todos nuestro agradecimiento por lo admirablemente que hicieron los honores tanto él como su esposa.

Con el bocado en la boca, como suele decirse, montamos a caballo y salimos para el pueblo de Fuenteliante, llegando a las cuatro de la tarde. Inmediatamente fuimos a la casa Ayuntamiento, donde nos esperaban absolutamente todos los labradores de este pueblo, modelo de pueblos por su unión, su cultura y su riqueza. El alcalde don Elias Rodríguez saludó a los forasteros y concedió la palabra al señor Puente, El señor García Puente, en tono familiar, como correspondía en aquella reunión, les fué explicando, con el reglamento de la Liga en la mano, los artículos más importantes de que este consta, siendo sus palabras acogidas con unánime asentimiento. El señor Cuadrado, que habló después, les hizo ver la necesidad de asociarse, y el señor del Teso resumió brillantemente los discursos. Todos estos señores fueron cordialmente felicitados. También hicieron uso de la palabra el médico, secretario y don Francisco Rodríguez, abogando por la unión de todos los agricultores. Este acto, hecho sin alharacas, con toda sencillez, revistió gran importancia, porque casi todos los presentes se asociaron. Una vez terminada la reunión, el alcalde obsequió a todos con dulces y vino, dirigiéndonos los forasteros a casa de don Francisco Rodríguez, previamente invitados por este señor, donde volvimos a ser obsequiados espléndidamente. Después a tomar el tren en Bogajo, y en Salamanca a las diez de la noche. Esta es la labor realizada por estos jóvenes entusiastas é inteligentes, que sin temor a molestias y a que sus palabras caigan en el vacío, van de pueblo en pueblo predicando la buena nueva.

UN LABRIEGO.

El Adelanto, 29 de febrero de 1912

 

 

 

16 de mayo de 2012

Fiesta de San Isidro

Transcribimos hoy la crónica de los actos celebrados en la fiesta de San Isidro del año 1921 en Villavieja de Yeltes tal y como los publicaba el diario El Adelanto una semana más tarde. Para ilustrar esta noticia, he elegido una foto familiar de nuestro tío Emilio Fernando García Fuentes (hermano de mi abuela Bernabela) y que fue el gran impulsor del sindicato agrícola de Villavieja en los años veinte del pasado siglo. Fue precisamente él quien intervino en los actos que nos narra el corresponsal de El Adelanto. La foto nos muestra al tío Fernando como Vicario General de Ceuta (1927-1947).


DESDE VILLAVIEJA
Lluvia deseada.-Conferencia agraria.-Sermón en la misa.-La corrida del sindicato.
Quizá un poco tarde, pero al fin el domingo llovió. Por la mañana se ha celebrado la fiesta de San Isidro en todo su esplendor; después tuvo lugar la conferencia agraria y el encierro y prueba de la corrida; más tarde el rosario y responso cantado por los socios muertos del sindicato agrícola.Mientras tanto tronó y llovió algo para apagar el polvo que se habría levantado en la corrida, a continuación se verificó esta sin incidente alguno, y al anochecer volvió a llover, ya con abundancia, siguiendo así toda la noche y la mayor parte del día siguiente, en el que ni por un momento se vió el sol ni pudo dejarse de las manos el paraguas. El martes todavía llovió algo y después ha seguido el tiempo vario como con tendencia a llover. Dios quiera que sea así, porque se dice que aunque abundante y por la manera suave como cayó esos días ha traido bastantes beneficios, con todo no es bastante para lo que precisan los sembrados y pastos que se veían de día en día ir languideciendo y que ya hoy agradan algo más. Ha renacido la esperanza de que la cosecha sea todavía regular, pero a Dios rogando y con el mazo dando.Tal consejo, en síntesis, fué el que vino a dar a los labradores en su conferencia el Sr. D. Emilio Fernando García director diocesano de las obras de acción católica social de Ciudad Rodrigo honorable sacerdote que relevado de casi todos sus cargos como tal para mejor atender a estos asuntos por los que muestra especial predilección, viene desde hace años dedicándose de lleno al encauzamiento y dirección de todos ellos. Rogad a Dios sí, les decía, como lo habéis venido haciendo, porque de él Tiene que venir todo lo bueno que esperáis. Pero no os contentéis con sólo eso porque a Dios no le gusta aliarse con desidiosos y haraganes, y cuando os dió músculos e inteligencia fué para que los ejercitáseis. Agarrad el ma-. zo también para tundir la tierra, y ese otro pequeño llamada pluma para es-grimirlo sobre el papel. Haced con ella números, y llegareis muy bien a entender cómo os conviene mucho asegurar vuestras cosechas contra los incendios y sobre todo contra el pedrisco, ese formidable azote que en más o en menos todos habréis sufrido alguna vez, y el cuál duele tanto más, cuanto que más cercano se vislumbra ya el premio. Explicóles luego el mecanismo y funcionamiento de los seguros, maneras de solicitarlos, condiciones y compromisos que se adquieren, ventajas que puedan prometerse, etc., y todo ello sin instar a nadie para que los concertasen con tál o cual sociedad o compañía aunque sí indicando que la Federación de Sindicatos católicos de España tenía un magno proyecto con el que se proponía beneficiar a toda la nación, ofreciéndose él como intermediario en-tre ellos y esta u otra entidad y ya fuese uno sólo el que aceptase la idea o fuesen todos los oyentes en corporación. Hay que tener en cueilta que los que escuchaban eran casi todos socios del sindicato organizador de estas fiestas, a quienes se dirigió especialmente y arengó al final con tal vehemencia y entusiasmo para recomendar la unión, que los aplausos ahogaron sus últimas palabras como habían resonado antes al oir otros párrafos. A continuación, y a pesar de estarse esperando por momentos el encierro de la corrida del sindicato, acto a que, como buenos españoles, no podía nin-guno faltar, se pidió con insistencia que hablara el que momentos antes lo había hecho en la parroquia como predicador, D. Pedro H. de la Torre, pá-rroco del Sagrario de Ciudad-Rodrigo, y otra de las figuras más salientes en estas cuestiones, y este hubo de rendirse ante las manifestaciones de aprecio que se le daban, improvisando unas cuantas palabras, para esbozar no más que un poquito del derecho de propiedad en general, y más especialmente del de la tierra, palabras que han tenido que hacer pensar después a cuantos las oyeron. Socialismo cristiano llamaría yo a este tema del que con lógica fundamentada sentó el orador unas cuantas premisas y conclusiones, teniendo que terminar atropelladamente porque la campana avisaba de prisa que la corrida se nos echaba encima. También recibió muchos aplausos. En la mañana llevaron en procesión la imagen del santo los socios del sin-dicato, después de la que hubo misa de diáconos y un sermón notable por su forma y fondo. El trabajo como ley divina, fué la materia, y satisfizo grandemente al auditorio por el modo clarísimo conque consiguió hacerse entender, y lo que es más, dejar convencidas a las gentes de que no es un castigo o un mal, como se dice por ahí, sino el resorte único para que en el mundo reine la paz, tan lejos de la cual vivimos en estos tiempos de progreso y de cultura, cuando esta no va hermanada con la verdadera caridad. Y queda por reseñar la fiesta profana o séase la corrida, porque sin ella y por estas latitudes, no podría llamarse verdadera fiesta. Por de pronto al santo no debió de parecerle mal este aditamento, porque el agua que tanto se le había pedido la mandó momentos antes de la corrida para regar la plaza, y después de ella y ya en abundancia, para los campos. En cuanto al público, quedó satisfecho porque no hubo cogidas ni incidentes malos y los novillos se portaron bien acreditando los hierros y señales de los dueños. Fueron estos lo menos ocho o diez de la clase media (los ricos ricos, a excepción de uno o dos, no se han sindicado), de los que cada uno procuró presentar para honrar a San Isidro los de más confianza, y así salieron. El Latas, el Muertes y el Gordito, se emplearon bien en capotear y hacer filigranas con ganado tan suave y tan noble, y aquel sobre todo en banderillear y muletear y señalar punzadas; y como final hubo una vaca bravísima, embolada, a la que se dió muerte por una cuadrilla formada por los socios más jóvenes del sindicato con todos los adminículos de alguaciles, picadores, banderilleros, espadas y peones hasta el número quizá de quince, todos los cuales hicieron buen juego, sintiéndole émulos, el que menos, de Frascuelo o Lagartijo, primeras figuras de nuestros buenos tiempos. Y luego hubo teatros... y enhorabuena ¡socios! Pero no os olvidéis de los seguros.
El corresponsal.
Adelanto, 24 de mayo de 1921
 

29 de abril de 2012

Día de la Perla

Hoy domingo, 29 de Abril, se celebra la tradicional Fiesta de la Perla, la primera de las dos anuales, con la que el pueblo de Villavieja honra a su Patrona. Es esta una celebración con una honda raigambre popular en la que se conmemora la solemne declaración como patrona de Villavieja, realizada por Su Santidad el Papa Pío XII, el 17 de abril de 1948. El nombre de la fiesta procede del himno compuesto con motivo de dicha Coronación cuya letra fue escrita por el sacerdote villaviejense D. Cesar Moro a la que puso música D. Aníbal Sánchez y cuyo primer verso es “Perla divina de Villavieja…”


13 de abril de 2012

Domingo de Pascua


Imagen de Cristo resucitado en la procesión celebrada en Villavieja de Yeltes el pasado domingo, 8 de Abril de 2012.


8 de abril de 2012

Semana Santa villaviejense (III)

Cristo crucificado

No me mueve, mi Dios, para quererte,
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.


Tú me mueves, mi Dios; muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido;
Muéveme ver tu cuerpo tan herido;
Muévenme las angustias de tu muerte;


Muéveme, en fin, tu amor de tal manera
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.


No me tienes que dar porque te quiera,
porque, si cuanto espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.


Santa Teresa de Jesús