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3 de agosto de 2012

Agasajos a forasteros

Continuamos hoy con la transcripción de la crónica del 24 de junio de 1912 y que publicaba El Adelanto. Además del relato de las fiestas de San Antonio, del Corpus y del Sagrado Corazón de Jesús, el corresponsal trataba también otras dos cuestiones. En la primera se nos habla de la estancia en el pueblo de algunos forasteros ...

Con motivo de todas esas fiestas y más especialmente de las del Corpus, hemos tenido el gusto de saludar y obsequiar a muchos forasteros, queriendo hacer mención de los de esa ciudad, don Filemón Blázquez y esposa y los jóvenes Aureliano y Martín S. Perrero. No puede olvidar aquel que aquí acaso se formó su personalidad y que tal vez debe a este pueblo el nombre que tiene y el puesto de inspector de primera enseñanza que ahora se ha ganado, y como hombre agradecido, siente por Villavieja grandes simpatías. Pero no son menores las que aquí hay por él, y por eso se le ha testimoniado con obsequios varios, extensivos a su señora y a sus parientes los jóvenes Ferrero. Con varios estudiantes de aquí y forasteros y con jóvenes de uno y otro sexo, pertenecientes algunos y algunas a la familia de los dueños, han llevado a cabo excursiones campestres en días alternos, a las hermosas alquerías de Hernandinos y Santidad, viniendo encantados, no sólo de la galantería de las señoritas de Galache y García y de sus hermanos, dueños de las fincas, porque esta es ya proverbial, sino también de las bellezas que atesoran estos campos en una época como esta. Deberes imprescindibles les obligaron a partir, pero a juzgar por sus ofrecimientos, no será difícil que muy pronto repitan la visita.


7 de julio de 2012

Excursión a Villavieja

Ya hace algún tiempo publiqué en este mismo blog el relato de una gira campestre a Villavieja y que se publicó en el periódico "El Salmantino" en junio de 1912. Contento debió de quedar el viajero, porque volvió a comienzos del mes siguiente a realizar otra excursión a nuestro pueblo, desplazándose también a Villar de Rey y Hernandinos. Este es el relato, publicado también en el mismo diario el 10 de julio de 1912.

Villavieja, Villavieja,

tienes buenos entraderos,

tienes mozas como rosas

y mozos, como luceros.

Así reza, la canción popular, que a toda orquesta y con su rico sabor charro, oía el cronista en los días felices que ha pasado en tan simpático pueblo. ¡Y cómo se retrata en ella, lector amable, lo que es Villavieja! Si tienes un poco de paciencia (que si que la necesitas), sigue leyendo esta mal hilada crónica que un incipiente en el arte te ofrece.

Era la del alba, la hora del jueves, cuando este servidor se presentaba en la estación de Salamanca y con su cara, aun soñolienta, se acercaba a la taquilla pidiendo un módico tercera (billete), que decía "Salamanca Villavieja".

Me rellené en los ricos almohadones de mi vagón, después de poner en orden mi equipaje, (lo formaba un gabán y un bastón). Después de tres horas y media de viaje, durante el cual el relente matutinal acarició mi faz con algo que se parecía a frío, llegué al punto de mi destino.

Saludo a mis cariñosos y buenos amigos con fuertes apretones de manos, y una vez que nos ponemos al tanto de nuestras respectivas familias, se comienza a preparar el programa de nuestras giras.

Como donde hay buena voluntad hay pocos obstáculos, en cinco minutos quedó hecho el reparto del tiempo, correspondiendo a Villar de Rey muestro primer asalto.

No he de reseñar la historia que de esta hermosa finca me contaron: fuera en tiempos pueblo árabe ó ibero nada nos interesa en esta reseña, y sí sólo el decir que es una señora dehesa, propiedad de nuestro buen amigo don Salustiano Galache que nos obsequiaron como a cuerpos de reyes, y en donde lo pasamos mejor que los susodichos señores. Y aquí viene lo que yo quería contarte, simpático lector, para que te formaras idea de lo encantador de aquellos paisajes que con deleite inmenso recorrió este mortal.

Pero es el caso que sólo te voy a poder decir que es hermoso, muy hermoso todo aquello: extensiones inmensas, llenas de una vegetación ideal, donde las escabrosidades del terreno se combinan con el rico colorido que da la flor silvestre del valle. Nunca olvidaré aquella preciosidad de Hemandinos, donde en los sitios denominados la Balsa y Berrocalejas, gozaba el alma viendo tanta belleza y de donde daba pena el separarse.Y al hablar de Hernandinos he de hacer mención de la distinguida Señora doña Caridad Cobaleda, que con toda solicitud obsequió a la comitiva con ricas onces.

Durante el camino, que fue hecho con toda alegría, ocurrieron las peripecias propias de esta clase de excursiones y de nuestros años: una turista que grita porque pica algún guasón la burra que monta, y ésta coge un mal trote que amenaza ponerla en tierra; otra, que cuando quiere obsequiarnos con ricas galletas Olivet, viene al suelo con la ofrenda; aquél que sale por las orejas de su rocinante, no obstante ser militar.No tengo por qué decir que se pasó a las mil maravillas, que se derrochó buen humor y que lo mismo era para nosotros la ópera que la zarzuela, el género grande que el chico, y con la misma familiaridad plagiábamos a Campoamor que al alfarero de Villavieja, Cuadrado, de todos tomábamos algo y todos nos proporcionaron lo que deseábamos: divertirnos. Durante la comida, que fue al estilo de las de su clase en Villavieja, los chascarrillos, colmos y parecidos tuvieron sus fervorosos partidarios; por cierto que hubo uno que no dejó de llamarme la atención. Preguntaba una linda morena: Diga usted, ¿por qué la gallina tiene mas de dos patas y menos de cuatro? Indecisión en toda la mesa... Pues porque tiene dos y pico. ¡Bravol

El domingo se jiró al molino de los Junarios, en cuyo sitio la naturaleza ofrece nuevos encantos. Aún me parece estar viendo aquella ribera del río Yeltes, con aquellas moles graníticas de formas caprichosísimas y que parecían querer venirse sobre nuestras cabezas. Entre las grietas de aquellas montañas, arbustos que al azar nacieron y que son digno coronamiento de la obra realizada por la madre Naturaleza.

No te extrañará pues paciente lector, que entre aquellos paisajes y las preciosidades que tenía por compañeras, la vida me sonriera. ¡Que si eran bonitas aquellas muchachas! Morenas casi todas; pero ¡qué morenas! Tal vez sus nombres te suenen, y por eso te los digo: Felisa, Loreto y María Francisca García, Jerónima y Agustina Galache, Magdalena García, Manuela Barco y Marcelina Sánchez: todo un ramillete de lo más escogidito y ante quienes tú y yo sentimos admiración.

El sexo feo no estuvo menos representado. De jóvenes (todos ellos gente de trueno), los simpáticos Pepe Fernandez Galache, Claudio Cilleros, Agustín García, Santos García, Ignacio Barco y este abogadicho.

De la gente seria, pero no menos divertida, don Dionisio García, don Pablo Moreno, don Tomás Minuesa, don José María Martín, don Andrés Romero y el nuevo doctor en Derecho Canónico don José Manuel Moro.Y aquí se acabó lo que daban.

Un millón de gracias al señor Galache y en especial a su simpática hija Jerónima, que hizo los honores de la casa tan admirablemente, que no faltó detalle alguno.

El mismo agradecimiento para la distinguida familia del señor García Alonso, por las atenciones que me prodigaron y que nunca merecí; y hasta que la suerte vuelva adepararme otro ratito en compañía de gente tan amable y simpática como la de Villavieja, se despide este cronista.

A. S. F.

Y mientras ocurría esta preciosa excursión, los segadores portugueses en Villavieja montaban una "media jornada de huelga" –para reivindicar mejores salarios–, que las autoridades cortaron de raiz. ¡Contrastes de la vida!

 

9 de enero de 2012

Toros en la Tierra Charra

Fotografía del año 2001 en la que vemos un conjunto de toros de la ganadería de Galache en Hernandinos. Aparecen en la misma las tipologías y pelajes característicos de ésta: negros, "coloraos" y "patas blancas"

11 de agosto de 2010

Incendios de ayer.... ¡y de hoy!

Desgraciadamente los temidos incendios de verano no son cosa solo de estos tiempos. También  hace 130 años se producían. Y casi siempre por imprudencias. ¡Como ahora! Veamos, por ejemplo, como se da noticia de un incendio ocurrido en nuestra zona, tal día como hoy, hace 131 años:


Varios son los incendios que con el intervalo de muy pocos días han tenido lugar en esta Provincia. Al ocurrido el dia 11 en la dehesa de Hernandinos, que se extendió próximamente por unas 4000 fanegas de tierra, hay que añadir otro hacia Diosleguarde. Estos incendios, ocasionados la mayor parle de las veces por imprudencias, suelen serlo también por la mala costumbre de quemar los rastrojos; costumbre que debiera impedirse por toda clase de medios. Nos parece que al llegar esta época de estío no sería importuno el que por la Autoridad correspondiente se dirigieran a los Sres. Alcaldes las instrucciones necesarias para evitar en lo posible accidentes tan funestos.

Adelante : revista salmantina de ciencias, artes, literatura é intereses materiales
Año XII Número 770 - 31 agosto 1879
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20 de julio de 2010

Noventa mil "duritos"

O sea 450.000 pesetas. Eso es lo que costó en 1885 -si le damos crédito a lo que nos indica la Prensa de entonces- la compra de dos partes de la dehesa de Hernandinos, cercana al pueblo de Villavieja. Lo que no se nos dice en la noticia es en cuántas partes se dividía la mencionada finca.  El texto que sigue se publicó en "El Progreso: periódico político bisemanal". Era su segundo año de vida y el número 101. La fecha, 8 de Abril de 1885.

El Notario de Vitigudino D. Epifanio Cerezo Ramos, ha otorgado la escritura de venta de dos partes de la dehesa de Hernandinos, vendida por D. Carlos Aparicio y Hurtado de Mendoza, vecino de Fuenlabrada, a favor de D. Andrés García Hernández, de Villavieja. Ha valido dicha propiedad, 90.000 duros.

 Moneda de plata de 5 pesetas (duro) de 1883, correspondiente al reinado de Alfonso XII.

Andrés García Hernández nació el 25 de Noviembre de 1812 y era uno de los dos hijos de Francisco Celestino García-Redero Merchán y origen, por tanto, de una de las dos ramas del linaje denominado comunmente los "Celestinos" (la otra rama tuvo su origen en su hermano Agustín García Hernández, nacido en 1805).

18 de julio de 2010

Muerta por un rayo

Ocurrió en Hernandinos el 15 de Septiembre de 1909. Lo publicó el periódico "El Castellano" con sede en Salamanca capital el día 21 del mismo mes.

Muerta por un rayo

En la dehesa de Hernandinos, rayana a Villavieja y jurisdicción de Olmedo, descargó una fuerte tormenta el 15 por la tarde y varias chispas, una de les cuales produjo la muerte instantánea a la vecina del primero de esos pueblos Angela Boada, la cual se hallaba en un chozo como mujer que era del guarda que lo habitaba Juan Sahagún Manchado.

Las ropas que cubrían la mitad superior del cuerpo y gran parte del mismo quedaron completamente carbonizadas.

22 de noviembre de 2008

24 de abril de 2008

Una tienta en Hernandinos

Trascribimos a continuación, lo publicado por el entonces semanario de Ciudad Rodrigo, denominado "TIERRA CHARRA". La fecha, 13 de Diciembre de 1927.

Una tienta en Hernandinos

Con la animación, y alegría peculiares de estas fiestas, de tan típico sabor en las tierras charras, se celebró el pasado día 3, en la dehesa de Hernandinos, propiedad de nuestro amigo don Andrés Rodríguez, una tienta que estuvo a la altura de las más animadas que han tenido lugar en dicha finca.

Muchos de los amigos que don Andrés Rodríguez tiene en Ciudad Rodrigo, Villavieja, Gallegos de Argañan y Fuenteliante, unidos a sus numerosos parientes, asistieron a la simpática fiesta, en la que fueron tentados más de 70 erales, que resultar o n bravísimos y cuya lidia rápida, pero llena de graciosos incidentes, causó las delicias de los que la presenciaron y de los que tomaron parte en ella.

Los dueños de la finca obsequiaron con una suculenta comida a sus invitados, tras de la cual se organizó un animado baile, en el que la gente joven se divirtió de lo lindo. Entre las muchas personas que asistieron a la tienta recordamos a don José Manuel Rodríguez, Diputado provincial; al Teniente de la Caja de Reclutas de esta ciudad, don Ricardo Sevillano y su distinguida y joven esposa doña Esther Calleja; don Ezequiel Rodríguez; el Farmacéutico don Eladio Sánchez Abarca, héroe taurino de la tienta, al que no consiguieron intimidar los tres o cuatro revolcones que recibió durante la lidia de los erales; don José Luis y don Pablo R. Percha, don Dionisio y don Lorenzo Rodríguez y otras muchas personas que lamentamos no recordar.

La fiesta charra resultó, como decimos al principio, animadísima, a lo que contribuyó la simpatía y esplendidez de los dueños de Hernandinos.

FULANO DE TAL