Es un precioso puente obra de los canteros villaviejenses, por lo menos en esta segunda versión. Y digo lo de segunda versión, porque la famosísima riada de Diciembre de 1909 se llevó por delante la primera versión del puente, apenas recien construido. Está situado sobre el río Huebra-Yeltes (o Yeltes-Huebra, que tanto monta). Como se puede observar consta de un arco rebajado sobre el que se apoyan otros arcos más pequeños de medio punto, en un diseño que se repetirá frecuentemente a lo largo de nuestra geografía comarcal -el tramo central del puente de Villares tiene la misma forma y el "nuevo" (es decir, el no romano) de Ledesma lo mismo-. Llama la atención lo bien labradas que están todas las piezas de los arcos, pero especialmente las dovelas del arco mayor que a medida que se acercan a los apoyos laterales son de tamaño mayor. Incluso la balaustrada es también de granito. Fue realizado, como hemos dicho por el contratista villaviejense y cantero Anastasio Mateos y se terminño en 1916.
Tal y como dijimos antes, tras la riada, el Ministerio de Fomento en coordinación con la Diputación provincial aprobaba una nueva ampliación del presupuesto para poder finalizar la “reparación”. Las obras las ejecutarían los canteros villaviejenses.
Uno de los contratistas del puente Resbala y de los que más se han distinguido por su pericia, hasta quitar las cimbras de aquella monumental obra es nuestro joven e ilustrado Alcalde, don Anastasio Mateos, por cuyo triunfo, no solo él, sino este pueblo todo, está de enhorabuena.
“El Castellano”, Año I, nº 46. 31 de octubre de 1914
La obra no se concluiría hasta 1916, como nos lo indica una crónica enviada por el corresponsal de “El Salmantino” en Villavieja:
Hace pocos días tuve necesidad de atravesar el puente recién concluido de Resbala entre Saldeana y Bermellar, y no puedo menos de declarar que es aquella una obra soberbia que honra a nuestro paisano el ingeniero don José Luis Martin que la ideó, según mis noticias, y a los contratistas que la llevaron a cabo.
Hacía ya tiempo que había pasado por allí, cuando estaban poniendo las cimbras y había desperdigadas miles y miles de piedras numeradas en las inmediaciones. El encargado de las obras, Anastasio Mateos, me enseñó entonces los planos por él dibujados, y me dio detalles. Comprendí entonces que iba a resultar una obra hermosa, pero esta hermosura es ahora cuando se ve; y si orgullo puede caber por ver realizada una cosa en la que no ha tomado uno arte ni parte; yo me enorgullezco de que tengamos ese puente en esta región, y de que hayan sido paisanos también los canteros de Villavieja, sus artífices, de los cuales quedan algunos aún allí suavizando a fuerza de dinamita una pendiente de la avenida Sur…
“El Salmantino”, Año VIII, nº 1745 – 30 de Marzo de 1916