3 de diciembre de 2011

Aniano Gómez Valle

Béjar - "Los cañones" (monumento conmemorativo a la revolución de 1868)
A veces, en este navegar por Internet, se encuentra uno con más de una sorpresa. Y éste es el caso. Me estoy dando cuenta de que los salmantinos desconocemos en grado sumo muchas, pero que muchas cosas de nuestra historia. ¡Yo el primero! A lo largo de nuestra vida escolar hemos aprendido montones de cosas acerca de personajes históricos de nivel nacional e internacional y nos hemos olvidado, casi completamente de los provinciales y locales. Aniano Gómez Valle es uno de ellos. Para mí era totalmente desconocido hasta hoy mismo, que encontré una reseña biográfica de su vida publicada en el número de "La Ilustración republicano federal" del 2 de Julio de 1871. ¡Aún vivía entonces Aniano! Era en aquellos días diputado por la provincia de Salamanca, habiendo sido elegido por el distrito de Béjar. Según el archivo histórico del Congreso fue diputado en tres legislaturas -breves, por cierto- entre los años 1871 y 1874. Coincidió, por tanto, con los tumultuosos años del reinado de Amadeo I y la Primera República Española. Trascribimos a continuación lo publicado en el año 1871 acerca del bejarano Aniano Gómez Valle.
Aniano Gómez Valle

Nació Gómez en la heroica ciudad de Béjar, y en su calle titulada de Armas, el 25 de Abril de 1831, siendo sus padres Cándido Gómez y Francisca Valle.
Dedicado al oficio de batanero, en que su padre se distinguía, formó su conciencia política con las ideas de amor a la libertad y al pueblo, que de su padre recibiera y heredara.
En 1849, ese tributo odioso y sangriento que se llama quintas le hizo su victima; destinado al batallón cazadores de Chiclana, su intachable conducta y su valor le conquistaron el galón de distinguido, y sucesivamente hasta el grado de sargento, en que termino una carrera contraria a sus ideas y carácter.
Durante su vida militar formó parte de la célebre expedición a Italia, donde comprendió la ignorancia y ambición de ciertos clérigos, que explotan al pueblo con sus engañosas predicaciones y falsos milagros.
Su noble corazón, ayudado de una grande fuerza, hizo que en las ínmediacíones de Velletri, viendo que un gastador de su batallón no pedia trepar a la montaña, abrumado por el cansancio y el calor, le subiera en sus hombros con gran aplauso de sus compañeros.
Libre de la esclavitud militar regresó a Béjar y tornó a so honrado oficio; elegido sargento de la Milicia nacional, fué el único jefe que se opuso a la entrega de armas (1856), lo que le valió una causa criminal. Desde entonces sus ideas avanzadas, su grande carácter y su pasmosa actividad le hicieron distinguirse por su fe republicana, tan inquebrantable como intransigente.
Por causas particulares se halló en Madrid el triste cuanto memorable 22 de Junio, batiéndose con el pueblo y las tropas leales en la plaza de Antón Martin y sus inmediaciones, salvando su vida de gravísimos peligros.
Hijo del pueblo, al que ama como a sí propio, y deseoso de su redención política y social, se puso de acuerdo con sus amigos para la toma de Ciudad-Rodrigo; la infame delación de uno de los comprometidos frustró el plan y causó la prisión de los buenos ciudadanos Cortijo del Valle, Belloso y otros, mientras Aniano, salvado casualmente, marchaba desde Fuentes de Oñoro a Béjar por caminos intransitables; sabedor de que la Guardia civil tenia orden de prenderle muerto o vivo, marcho a buscar un refugio en el monte.
En Agosto del 67 se hallaba en el pueblo de Tejado en una máquina de batÁn montada por su cuenta, cuando sus amigos le llamaron, y siempre dispuesto a sacrificarse marchó a Béjar, donde fué preso por el alcalde Corregidor; no se intimidó Aniano, y con su acostumbrada serenidad dio su faja para que, a falta de cuerda, le atasen con ella. Béjar entero se sublevó, le puso en libertad y se declaró rebelde, mientras Aniano marchaba al monte con cincuenta hombres armados.
Grandes fuerzas de toda la provincia le atacaron. Gómez ocupaba las alturas Peña de la Cruz. Un cohete disparado desde Béjar le avisó la salida de sus perseguidores, y mientras los soldados trepaban los vericuetos él penetró en Béjar con sus valientes y sitió a cien guardias y carabineros fuertes en su casa-cuarlel y en la torre de la iglesia. Los bravos bejaranos sufrieron el fuego imperturbables, y después de una obstinada lucha se entregó la guarnición, que fué desarmada y hecha prisionera.
El sacrificio de Béjar fué inútil. España permaneció muda, y Aniano y sus amigos buscaron asilo en extranjero suelo con peligro de sus vidas. Al llegar al rio Alagón, Gómez pasó en hombros a varios de sus compañeros, adquiriendo una grave enfermedad que puso en peligro su existencia.
El 6 de Junio del 68 fué preso en las inmediaciones dé Béjar y conducido de cárcel en cárcel como peligroso con grillos y esposas a Salamanca, Madrid y Alicante, dónde pidió pasar a Alcoy bajo la vigilancia de la autoridad; allí se encontraba cuando la célebre gloriosa, en que tomó parte, prestando un gran servicio a la partida de Palloc. De vuelta a Béjar, fué nombrado comandante de los voluntarios. Llegado el alzamiento federal del 69, los bejaranos, dispuestos a secundarlo, hicieron preso al gobernador de Salamanca, que se hallaba allí casualmente (30 de Setiembre), como señal del movimiento; los reaccionarios propalaran la voz de que habia forasteros en el pueblo pagados con oro extranjero para quemar las fábricas y talleres; esta triste calumnia dio por resultado la prisión de los patriotas Teco, Estévanez, Garrafa, Espatolero, Boussingault, Feito y Fonseca, exponiendo su vida Aniano en aquellos supremos instantes.

Pasadas algunas horas, Béjar comprendió el engaño, pero el gobernador marchó a Salamanca con los presos y una escolta qne aumentaba a cada momento; las palabras de Aniano acabaron por decidir a Béjar, que se sublevó al grito de viva la República federal; vencido aquel movimiento en casi toda España, fueron inútiles los combates que los bejaranos libraron contra los carabineros a una legua del pueblo; preso el valeroso decano Orense, Aniano pudo ganar después de mil peligros la frontera portuguesa, donde permaneció trabajando en el ferrocarril hasta la proclamación de la amnistía en 1870, en que regresó a Béjar, tornando nuevamente a sus trabajos.
El pueblo, siempre cariñoso y leal, le designó su candidato para diputado a Cortes, obteniendo una mayoría de mil votos sobre el ministerial, hijo de Béjar también, rico propietario y con toda la influencia oficial, siendo célebres estas elecciones por los escándalos, asesinatos y atropellos. El honrado obrero bejarano ha visto con tristeza que aquí la política es una farsa ridicula; su salud se ha resentido gravemente, y en estos momentos regresa enfermo a su país, gritando: ¡Guerra a Madrid y a sus viles cortesanos! al contemplar el empeo que se hace aquí del trabajo y del sacrificio de la clase proletaria.

GABRIEL FEITO Y MARTÍN.

No tenemos muchos más datos de este republicano bejarano. En 1886 interviene en Béjar en una conmemoración de la proclamación de la República. En la prensa local de Béjar aparece alguna noticia relacionada con su vida personal (su hija Manuela saca excelentes notas en sus estudios de Magisterio) y política, ya que fue también concejal figurando en el año 1890 como integrante de la Comisión de Policía del Ayuntamiento. Debió fallecer unos cinco años más tarde -alrededor de 1895- en Coria, donde fue enterrado. Lo sabemos porque ocho años más tarde, murió su hijo Solón Gómez, noticia que recoge el semanario librepensador "Las Dominicales" que publica una carta fechada en esa localidad cacereña el 30 de Diciembre de 1903 en la que da cuenta del fallecimiento de Solón y como éste quería ser enterrado en la misma tumba que su padre.

En "La España moderna" (nov. 1911) se publica también una pequeñita reseña que transcribimos a continuación.

Entre los diputados nuevos figuraban, con otros que no recordamos, Aniano Gómez y Diego López Santiso. Aquél era un obrero de Béjar, de regular ilustración, y que entre sus compañeros de taller había adquirido fama de orador. Se expresaba correctamente y con cierta facilidad, pero no se atrevió en el Parlamento á pronunciar discursos largos ni á intervenir más que en cuestiones incidentales y breves. Aniano Gómez vino con grandes ánimos, que se redujeron considerablemente al entrar en el salón de sesiones. Consiguió llamar la atención por su aspecto físico, pues se presentó en el Congreso con traje de obrero y una melena desgreñada bastante larga, lo que le daba cierto aspecto de republicano rojo francés de 1848.