La que vemos en la imagen corresponde a Salamanca y el acuarelista la tituló "Una calle vieja". En ella podemos ver a varias gallinas posiblemente picoteando los desperdicios que se adivinan en el suelo, aparte de varias personas, un aldeano vestido de charro y con la capa o manta terciada al hombro que va arreando a un pollino, un sacerdote, varias mujeres, ...
En el libro aparece también un texto -en inglés- en el que Collins desgrana algunas de sus apreciaciones de las ciudades que visita. Salamanca, según dice él, era la ciudad de sus sueños, lo que él imaginaba encontrar en España, aunque tras su visita le pone algunos 'peros' y uno de ellos lo explica claramente en el siguiente texto:
No creo que en ningún otro lugar, salvo en Tarragona, fueran tan castigados mis nervios olfativos como en Salamanca. Miles de moscas se posaban en mi caja de pinturas así como sobre el papel, fuese cual fuese el sitio que eligiera para sentarme a dibujar. Ahora puedo apreciar completamente las torturas que sufrieron los egipcios durante la plaga...
Evidentemente, el lugar desde el que dibujó la acuarela que mostramos, debía de ser un gran ejemplo de esa "plaga bíblica" de moscas. Si alguien visitó hace ya bastantes años algunos lugares de la sierra salmantina, como por ejemplo, La Alberca o Mogarraz, ..., posiblemente pueda imaginarse con bastante precisión lo que sintió Collins al recorrer estas viejas calles de Salamanca, situadas en el barrio más pobre, más humilde y con más miseria que había por entonces en nuestra capital. No nos debemos olvidar que no muy lejos de este lugar existía una cueva refugio y cobijo de mendigos, maleantes, mujeres de mala vida, ....