Solemos llenar a veces los cementerios con flores artificiales y cuando las naturales florecen por si solas sobre la tierra de las tumbas, las arrancamos como maleza. Cuando saqué esta imagen, algunas de las sepulturas -muy pocas, la verdad- que aún conservan su antiguo aspecto con la tierra como última cubierta, presentaban un aspecto realmente bello con el intenso color rojo de las amapolas.