Además de la fiesta de la “Ofrenda” el corresponsal trataba también en su reportaje otras dos cuestiones, la escuela de adultos y la Sociedad Hidroeléctrica del Águeda...Pasaron las fiestas tradicionales de la Ofrenda, las mayores que desde tiempo antiguo, se vienen celebrando aquí. Deriva tal nombre del ofertorio que el primer domingo de Octubre se hace por los mayordomos y el pueblo todo a la imagen de la Virgen en su advocación del Rosario, y el cual como hecho en medio de la plaza pública, sirve de pretexto para que luzcan sus atavíos y gentileza las jóvenes todas de la localidad y muchas lindas forasteras. Por cierto que son ellos, más que el fervor religioso, quienes atraen á la cohorte que, como todos los años, se veía en éste de charros rumbosos y de otros más ó menos aseñoritados... Pero dejemos esto. Las funciones de iglesia fueron, como si dijéramos, las de ritual, con asistencia grande, cual corresponde á un pueblo que aunque con fama de socializado (y valga la palabra), conserva todavía las creencias inculcadas tiempos atrás. Pero las profanas, difirieron este año no en la clase, sino en la calidad. Y al decir esto, me refiero sólo á la corrida, porqué tratándose de españoles, esta función vale por todas, y porque en los teatros, bailes, cafés, etc., no hubo nada de particular. Aquella fue superiorísima. Ni un solo animal de los diez ó doce que se encerraron dejó en mal lugar al dueño, y gracias á que el último toro, un morucho hermoso y bravísimo, capaz de infundir miedo hasta á los espectadores del campanario, se dio en una acometida contra la maza de un carro en la primer media vuelta un choque tremendo en el testuz que le hizo caer patas arriba. Sin tal ocurrencia, segura hubiese sido una desgracia, y mejor fue así. El pobre animal, una vez repuesto del achuchón, pudo aún levantarse atontecido y acometer de nuevo al mismo sitio, pillando entre sus astas la pierna de un forastero, la cual tuvo sujeta y achuchada entre los radios de la rueda por espacio de cinco minutos, hasta que a fuerza de cubos de agua fría sobre la cabeza del toro éste aflojó la presión saliendo otros y teniendo que ser sacado sin vista y chorreando sangre por la nariz, entre una pareja de mansos. El hombre sólo sufrió una contusión, y el bicho, aunque parezca mentira, y después de ir tropezando con las paredes que encontraba y de haberse caído en un barranco, se halla hoy sano y salvo. Nuestra enhorabuena al ganadero Salustiano Galache, dueño de la corrida, y a los contratistas que cosa tan buena encontraron.
13 de octubre de 2012
La "Ofrenda" (1906)
Generalmente, todos los villaviejenses pensamos que las grandes fiestas de nuestro pueblo han sido siempre desde tiempos inmemoriales las de la Virgen de Caballeros. Pero la verdad es que éstas tienen poco más de cien años de vida. Nacieron en 1904. Las fiestas del pueblo, las grandes fiestas de Villavieja, eran en el mes de octubre, concretamente el primer domingo de dicho mes. Y en ellas se festejaba a la "Virgen del Rosario" en lo que tradicionalmente se conocía con el nombre de la "Ofrenda". Además de las funciones religiosas, había bailes, teatros, ... y desde luego los inevitables festejos taurinos, que en esta tierra no podían faltar. Veamos como lo relataba el corresponsal de El Adelanto en 1906.