30 de mayo de 2009

TANTEANDO LAS FUERZAS ….

Tras la acción del puente de Yecla, el saqueo de Bogajo y el no saqueo de Villavieja, la columna francesa se dirigió contra San Felices de los Gallegos, otro de los puestos avanzados de la Legión Lusitana que estaba al mando del teniente Coronel Wilson. Simultáneamente otra columna francesa avanza por la calzada de Salamanca a Ciudad Rodrigo. Es avistada la altura de Boadilla por un destacamento de patrulla de caballería luso-española. Estos avances simultáneos del ejército francés son una especie de ensayo general y tanteo de lo que será a finales del mes de marzo el acercamiento a Ciudad Rodrigo. El día 15 de marzo de 1809 se producen ambas acciones.



San Felices de los Gallegos es atacado y tomado por los franceses. Ante el empuje de estas tropas, la Legión Lusitana y las compañías pertenecientes a los Batallones de Voluntarios de Ávila y Ciudad Rodrigo se repliegan hacia la orilla izquierda del río Águeda y hacia Ciudad Rodrigo. En la acción de San Felices de los Gallegos mueren varios vecinos de dicha villa. Son los siguientes: Sebastián Hernández, Francisco Holgado García, Juan Marcelino López, José Simal, Agustín Cabezas, Julián Calvo, José Méndez, Joaquín Ferreira, Ventura Cardoso. Fallece también un soldado del primer Batallón de Voluntarios de Ciudad Rodrigo de nombre Clemente Rodríguez, que es hijo de Don Bernardo Rodríguez, cirujano titular de Villar de Ciervo.

En la comunicación que la Junta de Ciudad Rodrigo enviaba a la Central radicada en Sevilla y en la que daba cuenta de la acción de San Leonardo, comunicaba también lo siguiente:

Ayer se avanzó hasta el lugar de Boadilla un cuerpo de 200 caballos franceses, que habían salido de Salamanca con 2000 hombres de infantería. En aquel punto había 80 caballos nuestros, que los rechazaron tres veces; pero, habiéndose aquellos reforzado con infantería, tuvieron nuestros caballos que retirarse con celeridad, replegándose hacia el lugar de Sancti Spiritus, donde se hallaba el brigadier general Wilson con dos cañones y la infantería portuguesa y española

Los franceses persiguieron a nuestra caballería: una legua de dicho lugar, desde donde, viendo que nuestra caballería se había abierto y empezándoles de nuevo a hacer fuego, temerosos de la infantería y artillería ya cercana retrocedieron hasta el lugar de Martin del Rio, distante una legua, de dicho sitio.

El brigadier general Wilson habiendo dejado adelantar toda la caballería avanzada en las inmediaciones de Sancti Spiritus y [colocado] sobre su puente un canon, se ha situado con otro y la infantería en unas alturas distantes legua y media de esta ciudad, que ofrecen puestos muy ventajosos.

Sin embargo de que el número de enemigos, [y] el saber no traían artillería alguna, daba motivo a pensar con fundamento no sería su ánimo acercarse a esta plaza, con todo se ha redoblado la vigilancia y tomado todas las medidas oportunas de precaución.

La Junta tiene la satisfacción de manifestar a vuestra merced que en medio de saberse que las tropas francesas se hallaban a menos de cuatro leguas de esta plaza, así las tropas de su guarnición como los habitantes han mantenido una serenidad propia de su valor y entusiasmo, y precursora de la victoria en el caso de ser atacada.

En este día han conducido a esta plaza tres soldados dispersos y un- capitán de la guardia imperial que hicieron prisioneros en las inmediaciones de Salamanca con su caballo; y en el misma han traído también un dragón francés con caballo y armas dos vecinos de la villa de San Muñoz, el cual cogieron ayer en las cercanías del lugar de Boadilla de. una partida de seis que de dicho pueblo salió en descubierta, la que persiguieron cinco paisanos; reunidos, quedando los tres restantes en seguimiento de los demás..

La Junta ha acordado conforme, a las órdenes de V. M. entregar a los aprehensores los caballos y armas y la gratificación que le corresponda, y ha dirigido el capitán a la plaza de Alcántara acordando se haga lo mismo con el dragón luego que se cure de una herida que recibió en el acto de su prisión.

Manuel S. Calderero Sánchez