RETRATOS
Marqués de Puerto Seguro
Don Luis Carvajal y Melgarejo, marqués de Puerto Seguro, es un simpático señor alto, moreno, delgado, que mueve los ojos con rapidez extraordinaria, que acciona vivamente con gestos expresivos, que tiene una inteligencia fina, sagaz y despierta cazando las cosas al vuelo, que une a la corrección cortesana la brava franqueza que fue siempre patrimonio de los Abrantes, sus abuelos. Cuanto más se le conoce, más se le quiere. Culto, hombre ingenioso y valiente, artista por temperamento y más amigo de los libros y de las aficiones espirituales que de los deportes que no desdeña, acaso su figura no se destaca en el Parlamento más que para interrumpir a Soriano, pero le hacemos la justicia de no confundirle con cualquier señor de estos, que, a pesar de haber sido ministros, tienen la inteligencia como un matorral bravío.
En Salamanca ha sentado muy bien su acta. Si le conocieran de cerca los salmantinos, no se le pondría ningún reparo. Es un extraño, pero vino a librarnos de un señorito a quien le dijo Canalejas que Vitigudino estaba para el primer cunero de la esquina; con eso, ganó el marqués carta de naturaleza entre nosotros. Además, procedió a impulsos del afecto, y eso es muy simpático. Cembrano, cariacontecido, tuvo que dejar su habilidad para mejor ocasión. Sospecho —no lo sé, no me gusta hablar de política, sino de otras cosas con Puerto Seguro— sospecho que hace un excelente diputado. Es hombre que sabe entrar sin timidez en los corredores de los Ministerios, donde almas generosas fabrican la felicidad del país; es hombre que debe saber pedir.
Su acta es algo más que un membrete benito de una esquela. Claro es que son factores del éxito, su posición social, su mismo carácter, las simpatías de que goza en el Ejército. Vitigudino ha tenido el acierto de elegir un procurador un poco a la antigua usanza. Puerto Seguro, que ha tenido la delicadeza de no ser un amo vulgar de la Flecha, de la quinta agustina donde los tres novicios cantaran las excelencias de Los nombres de Cristo y es un enamorado de nuestra tierra.
Habla con arrobamiento de las bellezas de la Ribera del Duero. Comenta festivamente el arco de Cepeda. Se sonríe cuando recuerda las elecciones senatoriales. Poco a poco se va adiestrando en el conocimiento de nuestra flora y de nuestra fauna. Y una vez enterado, señores míos, va a ser difícil hacerle danzar con las comparsas.
JOSÉ SANCHEZ ROJAS
Adelanto, 23 de marzo de 1912
15 de mayo de 2012
Retratos
Por el año 1912, es decir, hace justamente cien años, el escritor y periodista salmantino José Sánchez Rojas publicaba en "El Adelanto" una serie de pequeños artículos titulados Retratos y en los cuales describía sus impresiones sobre diversos personajes de la vida pública salmantina de aquella época. Recogemos hoy uno de ellos, el dedicado a don Luis Carvajal y Melgarejo, marqués de Puerto Seguro, duque de Cabrillas,..., que durante muchos años representó como diputado a las Cortes Generales por la comarca de Vitigudino.