7 de octubre de 2012

Torre del Clavero

Reseña y grabado de la Torre del Clavero publicado en El museo universal : periódico de ciencias, literatura, artes, industria y conocimientos útiles... el día 8 de abril de 1860.

 

LA TORRE DEL CLAVERO.

Entre los muchos monumentos que por do quier se encuentran en la ciudad del Tormes, aquella población que tanta fama logró adquirir por su célebre Universidad, en la cual llegó a tener hasta quince mil estudiantes, llama la atención del viajero un antiguo torreón que formaba parte de la casa de los Sotomayores, señores de Baños, situada en la calle del Consuelo, parroquia de San Justo.

No era el único a la verdad que alzaba su parda mole en aquel punto; otros varios pretendían rivalizar con él en esbeltez y fortaleza, como sucedía con el del palacio de Abrantes, los cuatro de la casa solariega de los Castillos, que a ella daban nombre, pues se la conocía con el de las Cuatro Torres, y en la calle de Herreros el que levantó Antón Nuñez de Ciudad-Rodrigo, señor de Terrados.

Sin embargo, de todos ellos solo existe el de Abrantes, pero sin que pueda competir su secular aspecto con el del Clavero, cuyo grabado damos en este número. Construido en la sangrienta época de los bandos de Salamanca, aquel triste período en la historia de la ciudad, que convirtiéndola toda entera en los dos grandes partidos de Manzanos y Monroyes, encastilló las moradas y enrojeció casi diariamente con sangre de hermanos las calles de la antigua Salmántica, bien deja conocer en sus laboreados tambores, y en la disposición de toda la fábrica, la segunda mitad del siglo XV en que se levantara.

Del Clavel la llama el vulgo, a la verdad con poco acierto, corrompiendo su verdadero nombre del Clavero que llevaba desde muy antiguo, por haberlo mandado edificar don Francisco Sotomayor, clavero de la Orden de Alcántara. Su forma prismática de ocho lados, bien revela el objeto de su fábrica, y que temerosos sus dueños de los continuos combates que estaban obligados a sostener, quisieron presentar en todas direcciones inexpugnable frente a sus enemigos defendiéndose, ó fácil medio por cualquier lado para la ofensa. La constante tradición del país, designa esta torre como la prisión que tuvieron los indignos asesinos de la célebre desgraciada doña Inés de Castro; y ya por esto, ya por el venerable carácter de antigüedad con que se alza majestuosa sobre los caseríos cercanos, corno mudo testigo de la pasada historia, se ha visto respetada hasta el día por la destructora piqueta de nuestro utilitario siglo.

¡Quiera el cielo que no parezcan bien sus sillares para empleados en modernas obras, ó que el cálculo matemático no se fije en resolver el problema de lo que pudieran valer vendidos sus materiales! Por fortuna si así aconteciese, lo cual a la verdad no seria muy extraño, queda su memoria, su exacta copia y su medida en la escuela especial de arquitectura, por cuyos aventajados discípulos fue medida y copiada en la expedición artística, que con tanta gloria suya como provecho para el arte, hicieron en el año 1854. Deseosos también nosotros de perpetuarla la presentamos en el grabado que acompaña, pues es de temer que no muy tarde los planos de aquellos y nuestro dibujo sea lo único que reste de la antigua torre del Clavero.