Si es que lo podemos llamar de ese modo. Hacía tiempo que había observado en algunas ocasiones la descomposición de la luz en los siete colores del arco iris cuando esta atravesaba circunstancialmente las gotas de agua proyectadas por un aspersor. Pero era una cosa muy pequeña y pasajera. El pasado lunes, 7 de junio, las circunstancias de la inclinación de los rayos del sol ya cerca del horizonte y la tupida cortina de agua propiciaron que el fenómeno se pareciese a un verdadero arco iris. La foto está tomada a unos veinte metros de distancia.