15 de noviembre de 2010

El Cristo de Barrueco

Transcribimos a continuación una parte de la crónica enviada a  "El Salmantino : periódico semanal" por su corresponsal en Villavieja de Yeltes, que fue publicada el 23 de Septiembre de 1913. Tras tratar algún asunto de Villavieja, escribe que "...como aquí no ocurre nada más de particular, daremos noticias de la fiesta religiosa de Barruecopardo, pueblo con el que éste mantiene estrechas relaciones de amistad". A continuación tenemos dicho relato:



Sabido es que para el día 14, y con motivo de la fiesta del Cristo de las Mercedes, la principal del pueblo, se habla convenido en reunir allí a todos los pueblos del arciprestazgo o sean los de la antigua vicaría para celebrar dignamente y de un modo que dejara perdurable recuerdo la Exaltación de la Santa Cruz.

El tiempo estuvo lluvioso y frío, como en el rigor del invierno, y por eso desde el 12 se auguraba un fracaso. Pero no fué asi, porque a las gentes aquellas no las asustan aguaceros ni chubascos, máxime tratándose de honrar a la imagen del Cristo de su predilección, y no sólo acudieron los pueblos llamados con sus autoridades y estandartes y pendones chorreando agua, sino que también inmensa multitud de devotos de varios otros pueblos, hasta de cinco y seis leguas de distancia.

Y es verdad que la fiesta se deslució y que no pudo celebrarse la procesión y misa de campaña proyectada. Pero se llenó hasta rebasarlo el amplio templo parroquial, comulgaron aquella mañana cientos y cientos de devotos, se oyeron los sermones con recogimiento, y fué espectáculo hermoso el que presantaba aquella abigarrada multitud al clarear un tanto y escuchar en medio de la plaza el pronunciado desde el balcón de la Casa Ayuntamiento, y mucho más el de la bendición de la hermosa cruz de piedra que el pueblo erigió en la cima de la grande eminencia rocosa a que llaman Castillo, cuyas faldas y alturas, con vistas y dominando no sólo a Barrueco, tendido a sus pies, sino a los pueblos todos de la Ribera y algunos de Portugal y de la Ramajería y el Abadengo, se hallaban a las tres de la tarde materialmente atestadas de gentes, ávidas de oír la voz autorizada del Prelado, que no vaciló en arrostrar las molestias de un largo viaje, realizado a pie en cierto trecho y ea medio de aquellas inclemencias atmosfericas por ir a alentar en la fe a aquellos sus queridos diocesanos de la comarca.

Ésta no  olvidará seguramente dia tan memorable; y al darla la enhorabuena, habremos de dársela también a las autoridades de Barrueco, de quienes partió la iniciativa, a la sociedad "La Trinidad", por el desprendimiento y buen gusto con que iluminó la Cruz del Castillo,   y   al vecindario todo, que no sólo se esforzó  en agasajar y cumplir con tanto forastero, sino que dio las medidas de su entusiasmo levantando arcos de follaje, colocando banderas por doquier, colgando ventanas y   balcones,   pintando o esculpiendo cruces en las fachadas, e iluminando eléctricamente y hasta con profusión, las calles y casas, aunque fuesen pobres, ¡como que hubo bombilla pagada entre cuatro vecinos a prorrateo! Y  no hubo toro ni vacas este año. Fué sola la fiesta del Cristo. ¡Bien por Barrueco!
D.
22-IX-1913