Puerta del Río. Fotografía de Albert Calvert, 1908
La Puerta del Río era una de las más antiguas que existían en las murallas que cercaban la ciudad de Salamanca. Se conocía también con los nombres de Puerta de Hércules o de Aníbal, y estaba situada al final de la calle Tentenecio.
Copiamos a continuación un artículo sobre dicha puerta, publicado en "La Esfera" en el año 1929 y cuyo autor fue José Sánchez Rojas -en realidad se llamaba José Jorge Sánchez Domingo- , un escritor y periodista, discípulo de Unamuno en Salamanca, que se licenció en Derecho por dicha Universidad y se doctoró más tarde en la de Madrid. Ha sido considerado una persona un poco "bohemia y estrafalaria" que tuvo frecuentes problemas con las autoridades gubernativas. Fue encarcelado en el año 1917, el de la famosa huelga revolucionaria, y más tarde deportado a Huesca por manifestarse en el transcurso de actos políticos a favor de Unamuno. Murió en 1931. Había nacido en Alba de Tormes el 19 de Abril de 1885.
El artículo dice así:
Puerta del Río, en Salamanca. Visión clásica de la ciudad del siglo XV, del XVI, del XVII, de todos los siglos. Visión clásica: las torres de las catedrales espejándose en el Tormes, y el campanil universitario arañando el cielo azul, y las torres barrocas de la Clerecía, y el cuadrilátero de la Merced —morada de Tirso de Molina— y los Caídos, por donde vaga la turbia sombra de la madre Celestina. Casucas de piedra del XVII, del XVIII, un pretil, una cruz, el rasgado arco de Aníbal, la halconera graciosa, cara al paisaje ancho del Colegio de San Ambrosio.
Puerta del Río, en Salamanca. Visión literaria de la ciudad y estampa salmantina por excelencia. 1492. Nos apoderamos de Granada. Los romances dicen loanzas de una reina que monta a caballo y se rodea, en Santa Fe, de las damiselas más bonitas de su reino. Un hijo de Fernando y de Isabel, Don Juan, ha nacido en Salamanca; todavía se conserva el caserón de las Cadenas, donde nació. Es enamoradizo y galante el príncipe; ha frecuentado los estudios de la ciudad; el vulgo le supone enamorado de una preciosa muchacha de ojos verdes, insinuantes, de preciosa figura. Un bachiller talaverano, Rojas y Montalbán, compone en Salamanca la tragicomedia de los amores de Calixto y Melibea. Todos ven en Calixto la figura del príncipe; de Melibea sospechan los bien enterados que se trata de una graciosa chiquilla. En la Puerta del Río vive Melibea —ojos verdes, insinuantes, mimoso hablar—. La madre Celestina vive en una casita, cerca del río, que hay junto á las tenerías.
Puerta del Río. Alborea el siglo XVI. El Lazarillo, que ha nacido en un molino de Tejares, viene a Salamanca todos los días por el Puente Romano, y gana la Puerta del Río, para internarse luego, por la de Tentenecios, en la ciudad. Hampón y estudiantes se entienden perfectamente. De la Escuela ha surgido siempre un ambiente de picardía que es corolario preciso de todo ejercicio mental. Lazarillo hurta el vino de la bota al ciego. Por el Puente van los estudiantes a visitar las buenas mozas que salen en barcas adornadas de ramos los días santos de Semana de Pasión.
Puerta del Río... Postrimerías del siglo XVI. Agosto. Por el Puente llegan cargados carros de trigo para los colegios. Una monjita, Teresa de Jesús, camina por este puente en una mula, o en un asnillo, o en un carrito. El carrito lleva una estampa de la Virgen dentro y una pila de agua bendita, y una esquilita para llamar a la oración a las pobres mujeres que lo ocupan. Camino de Alba, donde ha de morir Teresa. Camino de Peñaranda y de la corte; ringleras de solicitantes, de hampones, de arbitristas, de gente aguda y ociosa qué no puede sorber la quietud de la ciudad. Por este puente va Juan de Fontiveros a Duruelo y a Baeza. Por este puente van los cortesanos del duque Don Fernando a gozar de las delicias del castillo ducal. Por la Tuerta del Río bajan los irlandeses a bañarse en la Chorrera. Frailitos de hábito café, y de hábito blanco, y de hábito negro, y con una cruz al pecho, pasean, puente adelante, las tardes soleadas.
Puerta del Río; siglo XVIII... Paseos de Jovellanos a los Tejares, de Meléndez, de Iglesias de la Casa, de Sánchez Barbero, al Zurguén. Poesía bucólica, y de talco, y de taracea, y de mentirijillas. Cloris rubias y Filis morenas que corresponden a Batilos enamorados cabe los chopos y álamos del río. El toro romano del puente preside el idilio de cartón.
En el Arrabal habitan gitanos y feriantes. Los robos de la ciudad se fraguan en este arrabal quieto y silencioso, relleno de mesones y de botillerías, Las ferias de la ciudad se sitúan en el Toro.
Siglo XIX, Puerta del Río. Uniformes franceses, muchos uniformes. El general francés es nombrado doctor honoris causa por el Cabildo de la Escuela; cuando se acaba la ocupación es revocado el nombramiento. Tropas aliadas: portugueses, ingleses, flamencos de ojos claros. Lord Wellington vive en el palacio de San Boal; el arrabal del Puente es un campamento; se prepara el glorioso desquite de los Arapilcs. Los dos tesos se perfilan allá, al Este, antes del manchón zarco de la Sierra de Béjar, recortando el horizonte limpio, entre montes y encinares. De la Puerta del Río salen las tropas que han de ganar los cerros y han de aplastar después a los residuos de las tropas de Marmont en la cuesta de Hijosa y en el descampado de Garcihernández. Goya, en un cochecito de mulas, viaja con el duque de Ciudad Rodrigo.
Puerta del Río, siglo XX. Ferias de Septiembre de 1929. Siete de la mañana. Piedras rojas, cielo azul. Merinas, caballos, mulas por el puente. Charros caballeros con su sombrero cónico y su chaquétilla de caballistas; en la camisola rizada lucen botones de filigrana. Buhoneros, viandantes, arrieros, serranos con cargas de frutas de Becedas y del Barco, armuñeses, campesinos de Vitigudino que ya tienen facha aportuguesada, quincalleros que andan siempre de querellas con la justicia... Puerta del Río, en Salamanca.
José SÁNCHEZ ROJAS
Casas de la Puerta del Río. Fot. Ansede |