Tinaja, cántara, botijos, .... objetos de alfarería típicos de otras épocas en las que no habia agua corriente y había que traerla de grifos o fuentes públicas y almacenarla en tinajas. Los botijos eran esenciales en verano para conservar el agua fresquita, gracias a su capacidad para enfriarla sin ningún tipo de ayuda externa. Tanto el botijo, como la cántara y la tinaja está fabricados con arcilla cocida, de tal manera que presenta una cierta porosidad, y que por tanto parte del agua del interior afluye hacia el exterior a través de esos poros. Este "exudado" se convierte en fuente de refrigeración para el líquido que se encuentra en el interior. A este tipo de refrigeración se le llama "evaporativa", y permite que por cada gramo de agua que se evapora se retiren más de quinientas calorías del interior del botijo. Luego, cuanto más temperatura haga en el exterior, más fresca y saludable se conservará el agua dentro de este recipiente. ¡Más ecológico imposible! ¡Agua fresquita y sin consumir energía eléctrica para refrigerarla!
¡No sería mala idea volver a utilizar estos recipientes!