27 de febrero de 2011
Cálculos físicos a orillas del Yeltes
Pontonera de Pedro Álvaro. Son las diez de la mañana cuando dejo aparcado el vehículo al otro lado del río tras cruzar por la pasarela de hormigón construida unos metros abajo de la línea de pontones que tiempo atrás permitían atravesar el río en esta zona. Lo cierto es que dicha pasarela no está muy de acuerdo con el entorno y que se podría haber hecho de otros materiales más acordes con el lugar, aunque lo más probable es que no hubiese durado tanto tiempo.En consecuencia..., ¡bien está! Once tubos de hormigón prefabricado de unos sesenta centímetros de diámetro ensamblados en un tablero rectangular del mismo material permiten encauzar la corriente y y cruzar este vado durante la mayor parte del año.
En tiempos recientes esta infraestructura ha sido aprovechada además como elemento protector contra la erosión del cauce en el que está enterrada la tubería que va desde Pedro Álvaro hasta Villavieja y que conduce el agua procedente del embalse de Almendra (sistema Cabeza de Horno).
Hace un día primaveral. La hierba está cubierta de rocío y esas pequeñas gotitas de agua -la "marea" que se dice por estos lares- provocan los característicos efectos iridiscentes. Una lavandera blanca, escruta los huecos entre los cantos rodados de la otra orilla en busca de los aún escasos insectos. Comienzo mi paseo por la orilla villaviejense. Hacia la presa del Vado. Desde que a finales de Julio del pasado verano, tuve un esguince en la orilla pedroalvareña no me han quedado ganas de volver. El camino está en algunos sitios impracticable, con mucho barro y grandes charcos. Salirse de él para caminar por la hierba supone acabar indefectiblemente con las botas empapadas y los pies mojados. Observo la corriente aguas arriba de los pontones. Acostumbrado a ver esta zona siempre con las aguas remansadas, me llama la atención la velocidad de la misma. Y dada mi afición a los números me dispuse a calcular "grosso modo" el caudal del río en ese instante. La existencia de los tubos de la pasarela me iba a facilitar enormemente la tarea. Así que volví sobre mis pasos dispuesto a poner en práctica mis conocimientos de Física y Matemáticas.
Justamente en la orilla un tronco arrastrado por el río y depositado en un pequeño montículo me sirvió de asiento. No era el primero que lo usaba para ese fin. Posiblemente alguien lo había utilizado ya para descansar y contemplar el paisaje mientras daba buena cuenta de un puñado de pipas de calabaza, como lo atestiguaban las cáscaras acumuladas sobre la hierba.
Calculé mentalmente la sección de un tubo (ya sabéis 'pi' por el radio al cuadrado). De esta sección el agua cubría aproximadamente un setenta y cinco u ochenta por ciento de media (más en la entrada, como apreciamos en la foto, menos en la salida) . Sabemos también la longitud de los tubos (anchura del tablero de hormigón) que es de unos cinco metros (contada mediante 'pasos' ). Me quedaba por saber el tiempo que tardaba el agua en pasar por los tubos. Así que, a hacer experiencias. Un palito arrojado en un lado, correr hacia el otro y contar los segundos mientras tanto. El primer palito, ni lo vi. Y el segundo, tampoco, así que decidí que necesitaba algo que fuera más "visible" entre la espuma que formada la turbulencia del agua en la salida del tubo. Una cuerda de color azul turquesa de las que usan los agricultores para las paquetes de hierba, y que se encontraba en las inmediaciones, me sirvió. No es mucha la precisión de esta forma de medir, pero…. ¡me podía servir! Tiempo obtenido: más de uno y menos de dos segundos. Para calcular tomaré la media: 1,5 segundos, lo cual da una velocidad de la corriente de 3,33 m/s, es decir 12 km/h. En consecuencia, y teniendo en cuenta que hay once tubos nos da un caudal aproximado de... ¡7 metros cúbicos por segundo! No está mal, si tenemos en cuenta que la CHD (Confederación Hidrográfica del Duero) le asigna al rio Yeltes-Huebra en la estación de aforo del puente Resbala un caudal medio de 7,13 metros cúbicos por segundo.