Dicen los entendidos que en una superficie arbolada con encinas o robles, para que los árboles tengan un crecimiento y una producción normal debe haber una separación entre unos y otros de por lo menos cinco metros. Esa es la teoría. Pero, como suele ocurrir muchas veces, la naturaleza establece sus propios criterios y un grupo de árboles en un espacio reducido encuentra la forma de subsistir y progresar adecuadamente sin cumplir esa norma. Eso ocurre con lo que vemos en la foto. ¡Seis encinas, seis! Y en un superficie pequeña. Y todas ellas parecen haber alcanzado un grado de desarrollo similar. Un crecimiento de los troncos y copas en forma inclinada hacia fuera parece haber sido la solución. Como cualquier otro ser vivo, los árboles también buscan su supervivencia. Y como vemos,... ¡la encuentran!