Resulta sorprendente la extraña forma de esta encina de nuestra Dehesa Boyal. Con una estructura tan retorcida como una serpiente y con tan pequeña altura ha logrado sobrevivir y sobreponerse a las desfavorables circunstancias que tuvo que soportar en su crecimiento. Todo parecía estar en su contra, pero... ¡ahí está! Alguien ha colocado unas piedras debajo de uno de los codos para ampararla un poco y evitar que llegue a tocar el suelo, aunque lo más probable es que ya no necesitase esa ayuda.