Se acompañaba la imagen con un pequeño texto, que decía lo siguiente:
Allá va conduciendo por caminos y senderos la quejumbrosa manada la gentil pavera, que viste el pintoresco traje salmantino. Mucho tiempo y no poco diero ha sido preciso para cebar las aves tristonas, que desde que nacen parece que presagian y lamentan su triste fin. ¿No les cogerá una plaga de viruela? ¿Los venderá todos? ¿Los pagarán bien? En estos pensamientos va sin dada sumida la pavera, que tan bien ha dibujado M. Alcázar, y tras esos pensamientos vienen como consecuencia lógica los proyectos é ilusiones del cuento de la lechera, porque también las paveras tienen sus cuentos.