8 de octubre de 2011

Estampas villaviejenses (XVII)

Iglesia de San Pedro Ad-vincula


Tomé está instantánea a mediados del mes de julio del presente año. Hacía una media hora que había salido el sol y los que en esta tierra denominamos "gorriones" -es decir, los vencejos-, realizaban sus clásicos "carruseles" alrededor de la plaza llenando el ambiente con sus típicos y caraterísticos chillidos. La escena me hizo recordar otras de mi infancia. Un vencejo caído en la plaza, Dios sabe por qué. Sus pequeñas patas y grandes alas le impiden alzar el vuelo. Es recogido por mi abuelo que me lo entrega con una cuerda atada a una de sus extremidades. ¡Lo contento que estaba yo con mi "gorrión"! Lo lanzaba a volar en el corral y las gallinas con los pollitos se alborotaban pensando sin duda alguna en el temible milano. Fue un dia agradable para mi y malo para el vencejo. Por la noche mi padre me hizo razonar... y al despuntar el alba le quitamos la cuerda de su patita y lo lancé al aire.... Al cabo de unos segundos se unió al "carrusel" de la plaza...

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