A finales del mes de Septiembre de 1889, una gran tormenta descargó una lluvia de granizo de respetables dimensiones en el término municipal de Villavieja, si nos atenemos a lo que nos cuenta el semanario El Avanzado de Vitigudino publicado el 3 de Octubre de dicho año.
En el pueblo de Villavieja hay varios labradores contusos á consecuencia del pedrisco de la última tormenta. Nos aseguran que llegaron al suelo piedras que pesaban mas de dos onzas.Hay que tener en cuenta que en aquella época aún había costumbre de expresar las medidas en las antiguas unidades castellanas. Una onza era la dieciseisava parte de una libra, es decir, 28,75 gramos. Por tanto, las bolas de pedrisco debían pesar cerca de unos sesenta gramos, y teniendo en cuenta la densidad del hielo podríamos deducir que el tamaño aproximado de las mismas sería, más o menos, como el de huevos de gallina. ¡No es de extrañar que produjesen contusiones al golpear en las personas!