29 de octubre de 2010

El Curandero del Casar de Palomero

En otro lugar de este blog hablamos ya en su día del famoso curandero de Gema que en los primeros años del siglo XX estableció su sede en esa pequeña localidad salmantina. Desde mucho tiempo atrás los curanderos han estado siempre presentes en la vida de las gentes de nuestros pueblos. Se les atribuía poderes curativos, basados en saberes ancestrales o poderes sobrenaturales. Casi al mismo tiempo que el de Gema empezó a alcanzar mucha notoriedad a nivel provincial y nacional un curandero de la comarca cacereña de las Hurdes, en concreto, de la localidad de Casar de Palomero. Su relativa cercanía al territorio salmantino propició que en toda nuestra comarca consiguiera bastante popularidad.
Debido a la aglomeración de enfermos, que llegaban de diferentes lugares de España y extranjero, los domingos los atendía en las afuera del pueblo a la sombra de una higuera; los demás días, en los soportales de su casa; durante una época que estuvo perseguido, también lo hacía en “El Puerto del Gamo”. “Don Tomás”, una vez “adivinado” el mal que aquejaba al paciente, les llenaba el recipiente que les hacía traer, con agua de la fuente del pueblo, en la que echaba unas gotas, de un líquido misterioso elaborado a base de hierbas, cuyas virtudes, según decía, llegó a conocer durante la Guerra de Cuba, donde estuvo como soldado sanitario.


Resulta curioso comprobar como los dos curanderos, el de Gema y el de Casar de Palomero, habían estado en Cuba, lugar donde adquirieron los "conocimientos" curativos.

Con una cierta socarronería, el semanario mirobrigense "Tierra Charra" le dedicaba al curandero de Casar de Palomero unos ripios que publicó en su segundo número que vió la luz el 23 de Octubre de 1927. Son los siguientes:

PELADILLAS

Prodigios del curandero de Casar de Palomero

La fama del curandero
de Casar de Palomero
corre, cual raudo ciclón,
por toda nuestra región.

Con sus dones y virtudes
asombra a las multitudes
y, según el tiempo pasa,
más gente acude a su casa
en busca de la receta
maravillosa y secreta
que por muy pocos reales
da fin de todos los males.

Es un «hacha» el curandero
de Casar de Palomero.

De aquí, de Ciudad  Rodrigo,
es fácil hallar testigo
que acredite con fervor
la gracia de este señor.
Saber que este curandero
es adivino certero,
causa en esta población
asombrosa admiración.

A cualquier hora del día,
con certera puntería,
acierta lo que padece
todo el que ante él comparece.
Y así, el enfermo que ansioso
acude al hombre famoso,
sin explicar su dolencia,
halla remedio en la ciencia
del eximio curandero
que, como el mejor  cubero,
con sólo mirarle un poco,
diagnostica: -¡Usté está loco!
Y a fe que jamás erró
cuando su fallo soltó.

¡Es un hacha el curandero
de Casar de Palomero!

Dijo a una señora vieja
que, amante de sa pelleja,
fué, hace poco, a consultar,
después de hacerla pasar
y de tenerla cercana:
- ¡Usté tiene una almorrana!
Y la vieja dijo: -¡Dos!
-¡Espérese usté, ¡por Dios!
- replicó mal humorado-
tiene usté una... en cada lado...

Nunca marra el curandero
de Casar de Palomero.

El caso más  portentoso
del curandero famoso,
en lo que toca a acertar,
fué esta historia singular:

Un señor de triste aspecto
y de rostro circunspecto
presentóse al curador,
el cual le dijo:  -Señor:
lo de usted, es incurable
y si quiere que le hable...

- ¡Sí, señor, se lo suplico.

—Pues ahí va. Cierre usté el pico;
su mal es de orden moral.

— ¡No parece que va mal!

— Usted ni gasta ni peca;
pero... tiene una hipoteca
que es su agobio y su tortura
y eso... ni Cajal lo cura.

¡Qué sabio es el curandero
de Casar de Palomero!

Mil y mil casos citara
y en dos años no acabara
pues ya pasan de un millón
los milagros del varón
preclaro, que en el Casar
se ha dedicado a curar.

Ante tan grande portento
yo afirmo en este momento
que ya no es, después de Dios,
la gran casa de Quirós,
porque se ha puesto delante
el prodigio deslumbrante
del glorioso curandero
del Casar de Palomero.

Chanito

La ultima estrofa alude a la divisa que aparece en el precioso artesonado de la denominada "Casa de los Vázquez" de Ciudad Rodrigo (actualmente oficina de Correos) y que dice así: "Después de Dios, la casa de Quirós" y que creo que continúa de la siguiente manera: "Despues de Dios, antes de que el sol fuera sol y los peñascos, peñascos, los Quirós eran Quirós y los Velascos, Velascos".